Un centenar de buscavidas llena la Puerta del Sol de Madrid en vísperas de Navidad

  • El número de personas que se ganan la vida en la Puerta del Sol con trabajos no regulados se ha duplicado en las últimas semanas, según policías y comerciantes.
  • Hay decenas de personas disfrazadas de muñecos, loteros ambulantes, estatuas vivientes, músicos, compradores de oro y manteros.
  • Rodolfo lleva dos semanas vistiéndose de Papá Noel: "Me paso el día disfrazado y haciéndome fotos con los niños para ganar 10 euros como mucho".
Puestos ambulantes de lotería y personas disfrazadas de dibujos animados en la Puerta del Sol.
Puestos ambulantes de lotería y personas disfrazadas de dibujos animados en la Puerta del Sol.
JORGE PARÍS
Puestos ambulantes de lotería y personas disfrazadas de dibujos animados en la Puerta del Sol.

La Puerta del Sol siempre ha sido el epicentro de los buscavidas madrileños. Hace ya un siglo, los organilleros comenzaron a amenizar los paseos por el centro de la capital a cambio de unas monedas, los barquilleros ofrecían sus dulces y los trileros captaban a los incautos que se dejaban engañar. Ahora todos aquellos 'vendedores callejeros' prácticamente han desaparecido. Pero el fenómeno del buscavidas se ha transformado y está más vivo que nunca: un centenar de personas buscan un dinero cada día en Sol, disfrazados de Bob Esponja o pitufos para atraer a los niños, apostados como estatuas vivientes, tocando algún instrumento musical o intentando vender sus productos a los paseantes.

Desde el inicio de la crisis, el número de artistas y vendedores callejeros en Sol no ha dejado de incrementarse. Pero en las últimas semanas, coincidiendo con las vísperas de las fiestas navideñas, ha ido todavía a más: "Ahora mismo, cualquier día por la tarde pueden llegar a juntarse más de cien personas en la Puerta del Sol y las calles de los alrededores ejerciendo este tipo de trabajos. Hasta hace unas semanas, el número podría rondar los 50. Debe ser que en estas fechas, por la Navidad, encuentran más clientela entre las personas que vienen al centro a hacer sus compras o a ver los mercados y luces navideñas", explican fuentes de la Policía Municipal que patrullan a todas horas la céntrica plaza.

Rodolfo, un joven de 22 años, es uno de esos nuevos buscavidas que se han desplazado estos días a Sol. Lleva allí apenas dos semanas, disfrazándose a diario de Papá Noel: "Esto es lo que tiene la crisis. Nunca habría imaginado que acabaría haciendo de Papá Noel en la calle. Antes limpiaba trenes, pero me despidieron y no he encontrado otra forma de ganarme la vida. Cualquiera puede comprender que no es agradable estar aquí de nueve de la mañana a nueve de la noche en pleno invierno para ganar 10 euros diarios como mucho", cuenta este chico resignado.

"Hay que ingeniárselas para atraer a los niños"

El Papá Noel de Sol es un principiante en este tipo de trabajo. Pero durante estos primeros días, se ha juntado con Licia, una de las veteranas de la plaza, quien le ha contado los trucos del oficio: "Yo llevo ya 13 años disfrazándome. Ahora voy de muñeco de nieve por la época, pero también me he vestido de sevillana, de pingüino y de muchos dibujos animados. Últimamente hay tanta competencia que hay que ingeniárselas para atraer a los niños. Te acercas a los padres, les ofreces un globo, les dices palabras lindas... al final los niños son muy agradecidos", explica Licia.

Pese al sentido peyorativo que algunos encuentran en esta actividad, la Real Academia Española es benevolente en su definición: "Persona diligente en buscarse por cualquier medio lícito el modo de vivir". Para los agentes municipales estas personas no son un problema: "Son gente que se busca la vida como puede haciendo trabajos residuales que nadie quiere, pero no hacen mal a nadie y les dejamos ejercer aunque en algunos casos rocen la legalidad", explican fuentes de la Policía, en referencia a los vendedores ambulantes.

Los comerciantes de la zona también distinguen entre "los manteros, chaperos y mendigos guiados por mafias que se ponen en las puertas de las tiendas, por un lado, y las personas que van disfrazadas o tocando música por la plaza, por otro; los primeros dan una imagen horrorosa y molestan, pero los otros no perjudican a nadie e incluso pueden ser una atracción", apunta Paloma de Marco, presidenta de la Asociación de Comerciantes Preciados-Carmen (Apreca).

"Doce horas pasando frío y viendo a la gente pasar"

"Más problemas dan los que venden lotería en los puestos ambulantes. Muchos de ellos no tienen autorización ni pagan impuestos, pero nos quitan clientes", se queja De Marco. Estos loteros callejeros proliferan en época navideña, ocupando toda la Puerta del Sol. Entre ellos está Javi, de 24 años, que se estrena este año vendiendo décimos junto con su familia: "Yo sí tengo autorización y tampoco ganamos tanto. De hecho, hay días que en toda la mañana vendo un billete. Esto no es vida, estamos doce horas pasando frío en la calle y viendo a la gente pasar. Pero estamos necesitados, así que no hay elección. Si no vendo todos los décimos podré devolver algunos, pero gran parte me los tendré que comer... y habrá que rezar para que toque".

Junto a ellos se coloca cada día una legión de captadores de empresas de compraventa de oro, como Karim, de 24 años: "Me quedé en paro y me propusieron ganarme la vida así. Aunque cada vez está más difícil encontrar clientes: todo el mundo ha vendido ya todo lo que tenía". Quienes tienen menos problemas para encontrar público son las estatuas vivientes o los ya clásicos músicos callejeros, que suelen tener una multitud de paseantes alrededor: "Miran mucho, pero en realidad no dejan mucho dinero", apunta uno de ellos. El Ayuntamiento de Madrid decidirá en brevé qué artistas tendrán autorización para tocar en la calle, tras la prueba realizada a los músicos la pasada semana. "Nosotros no somos mendigos. La música es un arte y cultura", contaba Mr. Black, uno de los artistas que se presentó al examen municipal.

Por otra parte, algunas de las personas que se buscan la vida en el entorno de Sol están en el punto de mira del Ayuntamiento. El equipo de Botella ha elaborado un borrador de la Ordenanza de Convivencia que prevé sanciones de hasta 3.000 euros en el caso de las consideradas muy graves. Entre las infracciones contempladas por esta normativa (que todavía no está aprobada) hay muchas que se prestan a la ambigüedad a la hora de sancionarlas, como "la práctica de juegos en el espacio público", "el ejercicio de la mendicidad" o "el acoso a personas en el espacio público". Por otro lado, incluye multas a clientes de prostitutas, a quienes ofrezcan pañuelos en los semáforos o a los que acampen en la calle.

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