Se suspende la primera sesión del juicio a Mohamed Morsi por negarse a vestir de acusado

  • Este lunes comenzó el juicio al expresidente egipcio bajo la amenaza de los Hermanos Musulmanes de incrementar las protestas si finalmente era condenado.
  • Sin embargo, el juicio se suspendió hasta el 8 de enero al negarse Morsi a vestir el uniforme de acusado como le pedía el juez.
  • Unos 20.000 efectivos de la Policía y el Ejército fueron desplegados por el Gobierno y hubo enfrentamientos delante del tribunal.
  • El depuesto presidente fue trasladado tras su paso por la Academa de Policía a la cárcel de Burg al Arab en la ciudad septentrional de Alejandría.
  • Morsi está acusado de incitar a sus partidarios a cometer asesinatos y actos de violencia durante una protesta frente al palacio presidencial en 2012.
Varis manifestantes protestan durante el primer día del juicio contra el depuesto presidente Mohamed Mursi.
Varis manifestantes protestan durante el primer día del juicio contra el depuesto presidente Mohamed Mursi.
EFE/Khaled Elfiqi
Varis manifestantes protestan durante el primer día del juicio contra el depuesto presidente Mohamed Mursi.

El tribunal levantó este lunes la sesión del juicio contra el depuesto presidente egipcio Mohamed Mursi debido a que el procesado se negó a vestir el uniforme de acusado como le pedía el juez, informó la televisión estatal egipcia. La primera sesión del juicio, en el que también son procesados otros catorce dirigentes de los Hermanos Musulmanes por su supuesta implicación en la muerte de manifestantes en diciembre pasado, duró apenas una hora.

Según informó la televisión estatal egipcia, en un principio la corte decidió que la sesión se reanudará cuando Mursi acepte ponerse dicho uniforme, un traje blanco, sin dar más detalles. Durante los juicios, los acusados llevan un traje blanco, mientras que aquellos que ya han sido condenados van de azul.

La cofradía de los Hermanos Musulmanes explicó en su página web que Mursi se mostró sonriente durante la vista, se negó a cambiar su vestimenta e insistió en que es el presidente legítimo de Egipto.

Finalmente, el Tribunal Penal de El Cairo decidió aplazar hasta el próximo 8 de enero el juicio contra el depuesto presidente, que ha negado los cargos que supuestamente le implican en la muerte de manifestantes.

Según la televisión oficial, el juez Ahmed Sabri, que preside la corte, anunció la nueva fecha después de tener que levantar en dos ocasiones la sesión debido al alboroto que reinaba en la sala y tras la petición de más tiempo hecha por los abogados de la acusación.

Mohamed Morsi fue trasladado tras su paso por la Academa de Policía a la cárcel de Burg al Arab en la ciudad septentrional de Alejandría. Morsi, que fue trasladado en helicóptero desde la sede del tribunal en El Cairo, permaneció retenido por los militares en un lugar desconocido desde su destitución, el pasado 3 de julio, hasta este lunes.

Un juicio polémico

El depuesto presidente egipcio, Mohamed Morsi, llegó este lunes a la Academia de la Policía, en las afueras de El Cairo, donde se celebrará el juicio por su supuesta implicación en la muerte de manifestantes en diciembre pasado.

Según informó la agencia oficial egipcia Mena, un helicóptero trasladó a Morsi a la sede del tribunal, donde también estaban el resto de dirigentes de los Hermanos Musulmanes que serán procesados en este caso.

El helicóptero tomó tierra en la pista de aterrizaje de la Academia de la Policía, el mismo complejo que alberga el proceso contra el expresidente Hosni Mubarak, desbancado del poder en 2011.

Los otros catorce inculpados, entre ellos el vicepresidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ) -brazo político de la Hermandad-, Esam el Arian, y el miembro de su Ejecutiva Mohamed Beltagui, llegaron al tribunal en vehículos blindados. Las medidas de seguridad en torno a la Academia de la Policía eran muy estrictas, al igual que en otras zonas de El Cairo.

El Ministerio del Interior desplegó a sus efectivos en las carreteras que conducen a la sede judicial y reforzó patrullas y puestos de control en el país, ante el temor a que las protestas convocadas por los partidarios de Morsi deriven en nuevos disturbios.

Todos los procesados este lunes afrontan cargos por su supuesta implicación en la muerte de manifestantes y en los incidentes desatados en los alrededores del palacio presidencial de Itihadiya el pasado 5 de diciembre.

El depuesto presidente no reconoce la autoridad del tribunal encargado de juzgarlo -la Corte Penal de El Cairo, presidida por el juez Ahmed Sabri. Estaba previsto que el equipo jurídico de Morsi asistiera al juicio para presenciarlo, aunque no para intervenir, pero no pudo ser así, dado que las autoridades egipcias impidieron entrar a la Academia de la Policía a la mayoría de los miembros del equipo legal de Morsi.

Un portavoz de los Hermanos Musulmanes, Islam Taufiq, informó de que solo siete de los treinta integrantes del equipo legal pudieron ingresar en la sede judicial. Los jueces no explicaron a los abogados los motivos por los que se rechazaba su entrada en la corte, agregó Taufiq.

Sobre Morsi pesan además otros cargos cuyos juicios todavía no han sido fijados, como los de conspirar con el grupo islamista palestino Hamás, atacar a las fuerzas de seguridad e insultar al poder judicial.

Los Hermanos Musulmanes denunciaron en un comunicado que el juicio es como si "la traición juzgara la honestidad" o "la dictadura a la democracia", y pidió que siga la "lucha pacífica" contra el Ejército.

Escalada de protestas

La policía egipcia lanzó gases lacrimógenos contra los cientos de partidarios del depuesto presidente Mohamed Mursi congregados frente a la sede del tribunal este lunes. Fuentes de seguridad sobre el terreno informaron de que las fuerzas de seguridad emplearon los gases para dispersar a los manifestantes que impedían el paso en la entrada de la Academia de la Policía, en las afueras de El Cairo.

Un total de 20.000 efectivos de la Policía y las Fuerzas Armadas se han desplegados en los alrededores del tribunal ante el temor a que las protestas convocadas por los partidarios de Mursi deriven en disturbios.

Y es que la ilegalizada organización islámica Hermanos Musulmanes, raíz del partido de Morsi, ha prometido que incrementará el ritmo de las protestas si el depuesto presidente es finalmente condenado, y acusa al Ejército —y en particular al jefe de las Fuerzas Armadas, Abdel Fatá al Sisi de orquestar el golpe para consolidar su dominio en el país—.

Por su parte, Mohamed Morsi se ha reivindicado como presidente legítimo del país y ha asegurado que no está implicado en la muerte de manifestantes durante la revuelta contra él que culminó con su derrocamiento en un golpe de Estado el 3 de julio, según transcripciones de conversaciones en prisión publicadas por el diario egipcio El Watan.

El diario egipcio publica las transcripciones de tres conversaciones entre Morsi y destacadas personalidades políticas egipcias y extranjeras desarrolladas en prisión, como la Alta Representante de Política Exterior y de Seguridad Común de la UE, Catherine Ashton. El periódico destaca que Morsi se encuentra en un estado de negación, que se contradice a menudo y que su tensión y nerviosismo son evidentes.

Este domingo el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, visitó durante unas horas Egipto, en el primer viaje de un alto cargo de Estados Unidos a este país desde la destitución militar del presidente islamista Morsi.

Tras reunirse con su homólogo egipcio, Nabil Fahmi, Kerry aseguró en rueda de prensa que  Estados Unidos considera "vital" su relación con Egipto y trabajará junto a las autoridades provisionales de este país en su transición hacia la democracia. El secretario de Estado de EE UU anunció que el presidente provisional de Egipto, Adli Mansur, le escribió recientemente una carta a Obama en la que le ofrecía abrir un "diálogo estratégico", algo que Estados Unidos ha aceptado.

Relaciones debilitadas entre EE UU y Egipto

La escala de Kerry en Egipto forma parte de la gira regional que este domingo ha comenzado por Oriente Medio y el norte de África con el objetivo, entre otros, de reparar los maltrechos lazos de su país con tradicionales aliados árabes como Egipto y Arabia Saudí.

Las relaciones entre Washington y El Cairo se han deteriorado desde el golpe militar contra Morsi el pasado 3 de julio y la posterior represión de las protestas islamistas y la detención de la mayoría de sus líderes. Washington anunció ese mismo mes la congelación de parte de su ayuda a Egipto, que tan solo en el ámbito militar asciende a 1.500 millones de dólares, en un giro drástico en las relaciones con el Estado árabe, un aliado clave en la región.

Fuentes cercanas a la Administración estadounidense indicaron a la prensa que el Gobierno prevé suspender una transferencia de 260 millones de dólares al contado y otros 300 millones de dólares en garantías de préstamo, así como la entrega de helicópteros Apache y cazas F-16. Pese a esa decisión, el Gobierno estadounidense no ha calificado la destitución de Morsi como golpe de Estado, algo que le obligaría a suprimir su ayuda por completo.

Acusaciones y posibles condenas

Morsi está acusado de incitar a sus partidarios a cometer asesinatos y actos de violencia durante la protesta celebrada por la oposición frente al palacio presidencial de Ittihadiya el pasado 4 de diciembre de 2012 que se saldaron con la muerte de ocho personas, entre ellas al menos cuatro integrantes de los Hermanos Musulmanes, así como el periodista El Hoseini Abul Deif, y cientos de heridos y detenidos.

De ser declarado culpable, Morsi podría ser condenado a muerte como pena máxima, según el abogado del grupo islamista Coalición Nacional para Apoyar la Legitimidad, Mahmud Ahmed. No se descarta que pueda ser condenado a perpetua.

Junto a Morsi, comparecerán otros 14 líderes de Hermanos Musulmanes y del partido del depuesto presidente, Libertad y Justicia, entre ellos el exvicepresidente de la formación, Essam Al Arian, o el exasesor presidencial Ayman Hodhod. También se presentará ante el juez el líder salafista Gamal Saber.

Aunque Morsi comparece por los incidentes del 4 de diciembre, la Fiscalía investiga al presidente depuesto por espionaje, y por ordenar los secuestros y asesinatos de varios soldados y agentes de Policía.

El origen de la acusación

El incidente del que se acusa a Morsi tiene su origen en la declaración constitucional formulada por el depuesto presidente a finales de noviembre de 2012, por la que recibía total inmunidad ante cualquier decisión judicial. Este decreto concedía a Morsi tales poderes que opositores como el liberal Amr Hamzawy anunciaron la inminente llegada de una "absoluta tiranía presidencial".

El presidente se retractó de su decisión en diciembre de ese año, no sin que antes los opositores se concentraran varias veces para pedir su anulación. Entre estas protestas destaca la de noviembre, cuando varios grupos contrarios a Morsi protagonizaron una sentada frente al palacio presidencial que fue disuelta violentamente por los simpatizantes del jefe de Estado.

Justicia selectiva

La ONG Human Rights Watch advierte de que el juicio a Morsi está contaminado por motivos políticos. "El sistema judicial ha sido extremadamente selectivo. Hasta ahora, los servicios de seguridad egipcios, que han matado a cientos de manifestantes, operan con casi total impunidad", indicó el director de HRW para Egipto, Heba Morayef.

"En este ambiente de procesos judiciales politizados, la probabilidad de que se haga verdadera justicia es muy baja. Eso es lo que me preocupa de este juicio", añadió.

El actual Gobierno egipcio reconoce que el país atraviesa una etapa difícil, pero no duda de que tarde o temprano la democracia quedará consolidada en el país. "No se nos puede juzgar por lo que haremos hoy o mañana", indicó el ministro de Exteriores, Nabil Fahmy, a la agencia Reuters. "Pero puedo prometer que, aunque nos tropecemos por el camino, al final tendremos éxito", manifestó.

Por su parte, los Hermanos Musulmanes advierten de que cualquier condena contra Morsi supondrá una "grave escalada de las protestas". Si bien aseguró que la intención de la ahora ilegalizada organización es de manifestarse "en paz y sin el uso de la fuerza", no se descarta que otros islamistas puedan recurrir a las armas, según un alto responsable del grupo.

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