La policía ahondó la crisis política que desde hace año y medio se ha instalado en las Islas Maldivas al impedir este sábado la repetición de la primera ronda de las presidenciales que estaba prevista en ese archipiélago turístico del Océano Indico.

"Mientras preparábamos la votación el cuerpo de policía nos ha informado que se paraba el proceso de los comicios", indicó en un comunicado a primera hora de la mañana la Comisión Electoral, que calificó la jornada de un "día negro para la democracia".

El presidente de la comisión, Fuad Thaufeeg, explicó en posteriores declaraciones a periodistas locales que unidades de la policía habían tomado la sede central del organismo en la capital maldiva, Malé, e impedido los preparativos de la cita a las urnas.

"No podemos hacer nada, estamos en sus manos", denunció Thaufeeg, que admitió la imposibilidad llevar a cabo la votación.

El superintendente de la Policía, Abdulla Nawaz, justificó la intervención de las fuerzas de orden con el argumento de que no se cumplían las condiciones del Tribunal Supremo para la convocatoria electoral, por lo que no se garantizaba "la normalidad" del proceso.

La actuación policial se produjo después de que dos de los tres partidos políticos que presentaban candidato a la presidencia se negaran anoche a dar su visto bueno al censo electoral y a remitir la documentación necesaria para participar en los comicios.

En coincidencia con la policía, el Partido Progresista de las Maldivas, de Abula Yamin, y el Partido de la Justicia, de Qasim Ibrahim, alegaron que el procedimiento electoral no cumplía los requisitos de la justicia para repetir la convocatoria.

Entre otras consideraciones, ambos partidos alegaron no haber tenido tiempo suficiente para preparar la jornada electoral.

La cita a las urnas se había vuelto a convocar después de que el Tribunal Supremo anulara la votación celebrada el 7 de septiembre, tras detectar irregularidades como electores que habían votado más de una vez y sufragios que correspondían a personas fallecidas.

Casi 240.000 electores estaban llamados este sábado a las urnas, en la primera fase de unos comicios con los que se pretendía poner fin a la inestabilidad institucional que sufre el país desde que en febrero de 2012 el expresidente Mohamed Nashid se viera obligado a dimitir.

Líder del Partido Democrático de las Maldivas −y primer presidente elegido democráticamente en los comicios de hace cinco años−, Mohamed Nashid denunció que había abandonado la jefatura del Estado después de recibir presiones "a punta de pistola".

Nashid −que se perfilaba de nuevo como favorito tras ganar la convocatoria anulada con el 45,5% de los votos−, acusó del presunto golpe de Estado a partidarios del exdictador Maumun Abdul Gayum, que gobernó con mano de hierro desde 1978 hasta 2008.

Durante el régimen de Gayum, Nashid fue encarcelado en varias ocasiones, por que sus seguidores lo conocen como el Nelson Mandela maldivo, y algunos de sus partidarios protagonizaron esta tarde sentadas en protesta en Male por la intervención policial.

En paralelo, la oficina del presidente interino, Mohamed Waheed, divulgaba un comunicado en el que proponía que la primera vuelta de las elecciones se celebre el próximo día 26, aunque condicionaba la decisión final a "consultas entre los diferentes candidatos".

Las Islas Maldivas cuentan con una pujante industria de turismo de lujo, que supone su primera fuente de ingresos, y aplica de forma liberal los preceptos del islam, religión oficial del Estado y credo abrumadoramente mayoritario entre sus 400.000 habitantes.

Compuesto por 2.000 islas, de las que sólo el 10% están habitadas, el archipiélago es un paradigma de los efectos del calentamiento global por tratarse del país más bajo del mundo; de promedio, se eleva metro y medio sobre las aguas del Indico.