El 62 por ciento de los navarros guardan medicamentos sobrantes en su casa tras acabar el tratamiento, según revela una encuesta encargada por la Asociación de Consumidores de Navarra Irache. El 95 por ciento de estos fármacos almacenados son analgésicos y un 21 por ciento, antibióticos.

Los jóvenes de 18 a 29 años son, según ha informado Irache en una nota, los que almacenan medicamentos en mayor medida (81%). Conforme aumenta la edad de los usuarios, disminuye el porcentaje que guardan los fármacos, de tal manera que los mayores de 64 años son los que menos lo hacen (42%). En las localidades de más de 5.000 habitantes está práctica es más habitual (70%) que en pueblos más pequeños (58%) o en Pamplona (57%).

Por otra parte, la asociación ha destacado que según datos del Consejo General de Colegios Farmacéuticos, en 2012 se dispensaron en las oficinas de farmacia 1.271 millones de medicamentos, que supusieron 14.262 millones de euros. Así, cada ciudadano habría gastado 301 euros en fármacos, un gasto que pese a haber bajado en 28 euros respecto al año anterior, ha subido 76 euros desde el año 2000.

Además, un 12 por ciento de las personas asegura haber tomado medicamentos para la ansiedad y el 61 por ciento de ellos lo hace de forma habitual. Entre los motivos para tomar estos fármacos, destaca la dificultad para conciliar el sueño (30%), seguido de problemas familiares (17%), sucesos traumáticos (11%), causas económicas (11%) y problemas laborales (7%). El 20 por ciento de los que consumen estos medicamentos dicen que no les advirtieron de los efectos secundarios que pueden provocar.

UN 19%

Interrumpe el tratamiento

En un estudio anterior, el 19 por ciento de los ciudadanos reconocía que interrumpe el tratamiento indicado por su médico al sentirse mejor y no espera a concluirlo, según Irache, que ha advertido de que "este es un grave error". "Es fundamental cumplir el tratamiento indicado hasta el final ya que una mejora no significa necesariamente que se haya superado del todo la enfermedad", ha asegurado.

Una vez pasada la dolencia, el 44 por ciento de los ciudadanos guardan el tratamiento restante para el futuro, mientras que un 47 por ciento afirma que lo lleva a la farmacia. Únicamente un 6 por ciento lo tira a la basura.