Tarragona celebra la polémica beatificación de 522 religiosos muertos en la Guerra Civil

Un corro de monjas charlan entre ellas poco antes de que comenzase la beatificación masiva de 522 religiosos en Tarragona.
Un corro de monjas charlan entre ellas poco antes de que comenzase la beatificación masiva de 522 religiosos en Tarragona.
Jaume Sellart / EFE
Un corro de monjas charlan entre ellas poco antes de que comenzase la beatificación masiva de 522 religiosos en Tarragona.

La Iglesia católica ha celebrado este domingo en Tarragona la beatificación más masiva de su historia, la de 522 religiosos asesinados en la Guerra Civil española, en una ceremonia a la que han asistido unas 25.000 personas y han participado 104 obispos y 1.400 sacerdotes. Estos religiosos se suman a los 1.001 muertos del siglo XX que hasta la actualidad han sido beatificados en España, según datos de la Conferencia Episcopal Española.

El acto ha tenido lugar en el Complejo Educativo de Tarragona —la antigua Universidad Laboral—, ha estado presidido por el prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, el cardenal Angelo Amato; el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Antonio María Rouco, y el arzobispo de Tarragona, Jaume Pujol.

Los fallecidos pertenecen a 33 causas (procesos de beatificación) diferentes y el acto se ha celebrado en Tarragona porque tiene la causa más numerosa, con 147 muertos, entre ellos el que fuera obispo auxiliar de Tarragona, Manuel Borrás. También por lugar de nacimiento, la diócesis de Tarragona es la más numerosa con 75 fallecidos, seguida de Burgos con 68.

Del total de beatificados, 515 son españoles y 7 extranjeros (3 franceses, 1 cubano, 1 colombiano, 1 filipino y 1 portugués) y, por condición eclesial, 88 eran sacerdotes diocesanos (3 obispos, 82 sacerdotes y 3 seminaristas), 15 eran Hermanos Sacerdotes Operarios Diocesanos; 412 eran religiosos consagrados de diferentes órdenes y 7 eran laicos.

Entre los asistentes al acto se encontraron el presidente de la Generalitat, Artur Mas; el del Congreso, Jesús Posada, y los ministros de Interior y de Justicia, Jorge Fernández Díaz y Alberto Ruiz Gallardón.

Intervención del papa

El papa Francisco ha intervenido en este acto y ha pedido imitar a los mártires porque "siempre hay que morir un poco para salir de nosotros mismos, de nuestro egoísmo, de nuestro bienestar, de nuestras perezas" y ha animado a ser cristianos "con obras y no de palabras" y no ser "mediocres, barnizados, pero sin sustancia".

En una alocución de tres minutos grabada en vídeo para la beatificación, el Pontífice ha puesto el ejemplo de estos mártires que imitaron a Jesucristo y ha insistido en la necesidad de "abrirnos a los demás, a los que más necesitan".

Una beatificación polémica

Estas beatificaciones despertaron en los últimos días sentiemientos a favor y en contra, incluso en el propio seno de la Iglesia. Grupos católicos como Església Plural o el fórum Joan Alsina han expresado sus reticencias a este acto porque se podría convertirse en un "acto de exaltación españolista" al celebrarse al día siguiente del Día de la Hispanidad y en pleno contexto político de reclamación de la soberanía catalana.

Algo similar han opinado desde la Plataforma por lo Laico y la Dignidad, que ha tachado la beatificación de acto "contra la memoria histórica" y entregaron al arzobispo de la diócesis, Jaume Pujol, un manifiesto apoyado por 1.700 personas y unas 60 entidades, en el que consideran la ceremonia un "acto político y también un insulto" a quienes perdieron sus familiares y sufrieron la represión franquista.

No obstante, la Conferencia Episcopal Española ha defendido esta beatificación masiva y han reivindicado que los fallecidos sean considerados mártires del siglo XX y no de la Guerra Civil, alegando que, de esta forma, se evita el "equívoco" de pensar que fueron caídos o combatientes de la Guerra Civil y que incluso algunos fueron víctimas de una persecución religiosa previa a la guerra.

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