El último Velázquez llega al Prado

  • Una treintena de cuadros del artista sevillano muestran la época cumbre del bien llamado "pintor de pintores" en la exposición 'Velázquez y la familia de Felipe IV'.
  • Carreño y Mazo, seguidores del pintor, tienen su hueco, como prueba de que aun partiendo del maestro supieron encontrar su propio camino pictórico.
  • Felipe Próspero, la infanta Margarita, la reina Mariana de Austria y Camillo Massimo: retratos a disección por el comisario de la muestra, Javier Portús.
Réplica de Las Meninas
Réplica de Las Meninas
Réplica de Las Meninas

Pequeña pero matona. Así es la exposición Velázquez y la familia de Felipe IV que el Museo del Prado abre el 8 de octubre al público para mostrar su época final a través del conjunto de retratos más importantes de la corte española.

Una treintena de cuadros muestran por primera vez el análisis de la actividad del artista sevillano como retratista en los últimos once años de su vida, época de la que data su obra cumbre, Las Meninas, y de la que se puede ver una réplica en la exposición de su discípulo Mazo (primera vez que se expone en España). A través de él,  Juan Bautista del Mazo (yerno y discípulo del maestro) y Juan Carreño se aprecia en la muestra cómo se continuó la labor velazqueña.

La exposición tiene además el atractivo de mostrar el momento más potente en cuanto a la personalidad de Velázquez así como una época de fuerte interés histórico: el reinado de Felipe IV, tal vez el monarca con más conocimientos en pintura de la Historia. Una panorámica excepcional de un momento crucial: desde 1650 hasta 1680.

El artista sevillano en cuatro retratos

Camillo Massimo.1. Camillo Massimo.  Pintado por Velázquez en 1650, durante su estancia en Roma, es especialmente importante la figura de este cardenal: a él, protector de pintores y personaje especialmente culto, se debía en buena medida, cuenta Javier Portús, que Velázquez no quisiera regresar a Madrid, pese a lo mucho que le reclamaba Felipe IV.

"Es además la primera vez y la penúltima que el artista emplea el color azul lapislázuli. No fue un capricho, era como iban vestidos los miembros de la cámara secreta del Papa, y Camillo lo era. En Roma Velázquez tenía una libertad de la que aquí carecía". El otro cuadro en el que el maestro usó este color azul fue en el último retrato que hizo a la infanta Margarita.

2. La infanta María Teresa. Retratada con 15 años, la infanta sabía ya que era una pieza clave en el tablero de las alianzas europeas. Estaba destinada a casarse con su primo Luis XIV, aunque no había en Infanta Mª Teresa.el momento en que la representa Velázquez certezas absolutas. Se hicieron varias versiones de este cuadro para regalar a casas amigas y también para que el emperador de Viena viera cómo crecía su nieta.

"Lo llamativo es cómo retrata las mariposas del peinado: van de lo inacabado a lo acabado, como la pintura del artista", señala el comisario, "una metáfora de cómo trabajaba Velázquez". Hay frente a éste, otro retrato de la infanta, de cuerpo entero. Sorprende cómo siendo del mismo año, en ambos tiene 15, parece mucho mayor en el de cuerpo entero: "Debido a las vestimentas, es algo que ocurre mucho en los retratos, parecen mucho mayores al retratarse de cuerpo entero".

Felipe Próspero.3. Felipe Próspero. La corte española, que vivía preocupada ante la falta de sucesor (Felipe IV se había casado tras enviudar y morir su hijo con su sobrina Margarita y sólo tenía niñas), vio la luz cuando ocho años después de la boda nacía el esperado varón. Pese a su nombre y a toda la protección que llevaba: en el retrato se aprecian los amuletos que lleva colgados para ahuyentar el mal de ojo, murió a los tres años. En cuanto a la vestimenta femenina era lo habitual en la época, que los niños llevaran faldones

"Es muy significativo el dibujo de la perrilla", señala Portús, "ya que se sabe que Velázquez le tenía un cariño especial, y de hecho parece estar retratado de modo más cariñoso que el propio Felipe. No se sabe nada de lo que el artista pensaba de la familia, lo único que se conoce es su aprecio a esta perrilla".

La infanta Margarita.4. La infanta Margarita. Es el primer retrato que se le hace a la hija de Felipe IV y Mariana de Austria, y se llevó a cabo por petición del emperador de Austria, su abuelo, que quería ver cómo se desarrollaba su nieta.

"Es muy significativo el jarrón y las flores", señala el comisario, "es en los detalles donde Velázquez puede ser más libre, y eso se nota en la manera en la que los pinta". La infanta lleva, igual que Felipe Próspero, unas campanillas colgadas como amuletos de protección.  "Es también muy habitual que los niños, se ve bien en este cuadro, posen como adultos".

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