Te necesito a mi lado

Una experiencia piloto se adelanta a la ley y ofrece desde noviembre en Valladolid un catálogo de servicios a 43 familias con personas dependientes.
El catering llega preparado para calentar en el microondas.(Pablo Elías)
El catering llega preparado para calentar en el microondas.(Pablo Elías)
El catering llega preparado para calentar en el microondas.(Pablo Elías)
Quien más y quien menos necesita de alguien y de algo, la cuestión es: ¿de qué?
El pasado mes de noviembre el Ayuntamiento comenzó un programa piloto que durará seis meses, hasta abril, para ver cómo podría funcionar un catálogo de servicios a personas dependientes, antes de que entre en vigor la Ley de Dependencia.

El Grupo Norte gestiona la atención a las 43 familias que ya se benefician de uno de los cuatro programas: limpieza, lavandería, catering o canguros, y que parecen bastante satisfechos.

«Yo antes comía, ahora, en cambio, me alimento. Me lo traen a casa y llevo una dieta equilibrada», nos cuenta Carmen, una usuaria del servicio de catering que, debido a su enfermedad, no se puede casi ni mover.

Los asistentes sociales han estudiado la situación de aquellas familias que lo necesitaban para ofrecerles este tipo de servicios mucho más específicos y que, de algún modo, complementan los que hasta ahora desarrollaban sus asistentes en los domicilios.

Los canguros, por ejemplo, no son para niños, sino para ancianos. Los familiares que los atienden también necesitan darse un respiro o tiempo para ir de compras y a la peluquería. Un servicio que, en estos momentos, es el más demandado y en el que participan 18 familias.

Otros servicios

Teleasistencia: Está gestionado por Cruz Roja y atiende las demandas de los usuarios, cuando lo requieren, a través de un teléfono directo.

Ayuda a domicilio: Telecompra, gestión de recetas y limpiezas a través de asistentes a domicilio. Gestionado por la UTE Clece-Seralia.

24 horas al día

Julita, Josefa y Bonifacio. beneficiarios del servicio canguro.

«aprovecho para ir a la piscina»

Josefa tiene 91 años y se valía por sí misma hasta que sufrió una caída. Ahora, su hija y su yerno han tenido que dejar su casa y mudarse con ella para poder atenderla. «Me duele, porque veo que están todo el tiempo pendientes de mí, pero qué le voy a hacer», dice Josefa. «Así es la vida, de repente tienes que dedicarte a cuidarla y no tienes tiempo para nada. Por eso, disponer de unas horas a la semana cuando Ana, la canguro, viene a estar con ella, se agradece mucho», cuenta Julita. «Yo estoy mal de la espalda, así que aprovecho para ir a la piscina, que lo necesito. Además, tenemos plena confianza en la chica que viene, que le da masajes, la obliga a caminar un poco, en fin, le ayuda mucho, porque si fuera por ella, sólo vería la tele».

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