El IV Festival Internacional de Música de Cámara Joaquín Turina de Sevilla acogerá el viernes 13 de septiembre dos conciertos absolutamente diferentes. A partir de las 19,30 horas, en la Sala Joaquín Turina de la Fundación Cajasol, se podrá disfrutar del magisterio de una parte importante del grupo de artistas del Festival —Graf Mourja (violín), Peter Nagy (piano), Silvia Simionescu (viola), Sofya Melikyan (piano) y Mikayel Haknhnazaryan (cello)—, quienes interpretarán obras de Joaquín Turina, Igor Stravinsky, Prokofiev y Arno Babajanian.

Ya durante la noche, el Bar La Carbonería acogerá un concierto muy especial, con acceso libre para el público y un programa confeccionado por el grupo de artistas y anunciado al comienzo del concierto, en una búsqueda plena de la empatía y el acercamiento con el público, creando un clima de disfrute y relax de los propios músicos.

Estos conciertos se compatibilizarán con el cuarto y último ensayo abierto al público —en horario de mañana— en el conservatorio Cristóbal de Morales de Sevilla, que contará con cinco de los artistas del Festival.

La Fundación Cajasol acogerá desde las 19,30 horas el concierto 'Fuego Nada Artificial', en el que en la primera parte el violinista Graf Mourja y Peter Nagy, al piano, interpretarán la Suite Italienne de Igor Stravinsky y la Sonata Española para violín y piano de Joaquín Turina. Tras el descanso, en la segunda parte, se podrá escuchar la Suite de Romeo y Julieta, opus 64 (versión de Bariosovsky) en las manos de la pianista Sofya Melikyan y de Silvia Simionescu (viola). Igualmente mencionable es la interpretación de la obra de Arno Babajanian, Trío para violín, cello y piano, en fa sostenido menor.

Ya durante la noche, La Carbonería acogerá un concepto totalmente novedoso de concierto a partir de las 22,30 horas. El público podrá disfrutar de la música de cámara tomando una copa o un café, escuchando un repertorio diseñado y anunciado al comienzo del concierto por los propios artistas. Se trata de una fórmula más de la directora artística del Festival, Benedicte Palko, de acercar la música de cámara al público y buscar su complicidad y cercanía, huyendo de tópicos y barreras.