La generosidad de la naturaleza

Cuento tradicional de Nueva Guinea.
Hay regalos esperados, inesperados, útiles, inútiles, didácticos, divertidos, insulsos, dulces… ¿Cuál prefieres?

Todavía no había cocos en Nueva Guinea cuando una joven llamada Nina sintió, en su baño matinal, que algo le rozaba una pierna. Asustada, nadó hasta la orilla donde una anguila se aproximó y... se transformó en un apuesto joven llamado Tuna. Sin rodeos, le propuso matrimonio y Nina aceptó.

Cuando todo iba a las mil maravillas, los dioses se enfadaron con Tuna y le amenazaron con desbordar el arroyo donde estaba su casa si no recobraba su forma de anguila. Pero Tuna conocía una manera de evitar el desastre y le dijo a Nina: «Volveré al arroyo, pero no quiero que mueras ahogada, así es que cuando las aguas lleguen hasta la casa, una anguila se acostará en la entrada. Entonces, ¡córtale la cabeza y entiérrala en el jardín!».

En un principio, Nina se negó a semejante atrocidad, pero llegado el momento, y a pesar de ver la mirada de Tuna en los ojos de la anguila, cumplió lo acordado. Tuna desapareció para siempre y Nina quedó desconsolada. Pero pronto recuperó la alegría porque donde estaba enterrada la anguila creció un frondoso árbol que Nina cuidó con tanto cariño que dio unos frutos peludos con la cara de su amado Tuna. Los nativos los llamaron cocos.

Hoy es víspera de Reyes, noche de bienes, así es que concéntrate en el regalo que quieres... ¡Seguro que lo mereces!

Próximo viernes: 50 / La sopa encantada

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