Los duques de Cambridge abandonaron este martes el hospital St.Mary de Londres después de presentar durante unos minutos a su hijo.

El pequeño, que recibirá el tratamiento de Alteza Real Príncipe de Cambridge y ocupará el tercer lugar en la línea sucesoria al trono británico, nació el pasado lunes a las 15.24 GMT, y pesó 3,800 kilos tras un parto de más de diez horas que se desarrolló con normalidad.

Su madre, Catalina Middleton, lo sacó en brazos del complejo, para después dejar al pequeño en brazos de su padre, el príncipe Guillermo. Tras hablar brevemente para los periodistas, la pareja volvió al interior del hospital para preparar el viaje. A continuación, colocaron al pequeño en el asiento trasero del todoterreno que les trasladaba y abandonaron el recinto saludando a los presentes.

Catalina y Guillermo agradecieron al personal médico el "formidable cuidado" que han recibido. "Sabemos que para el hospital ha sido un periodo de mucho ajetreo y nos gustaría dar las gracias a todo el mundo: empleados, pacientes y visitantes, por su comprensión durante este tiempo", agregaron los duques.

Ninguno de los progenitores reveló el nombre del niño, por lo que habrá que esperar para conocerlo.

La familia recibió este martes la visita del príncipe Carlos y su esposa Camilla. Ambos llegaron al centro médico después de los padres de la Duquesa de Cambridge. "Esperad y lo veréis, lo veréis muy pronto", dijo Carlos a los periodistas a su salida.

Michael y Carole Middleton llegaron poco después de las 14:00 GTM al hospital. A la salida, ambos se mostraron sonrientes y Carole dijo a la prensa que su nieto es "absolutamente precioso" y que tanto la madre como el pequeño "están muy bien". Carole, la única abuela del bebé afirmó que “están encantados”.

Los duques tendrán, sin embargo, que cumplir la formalidad de inscribir a su hijo en el registro civil de Westminster en persona (al menos uno de los dos) en los próximos días.

Las celebraciones por el nacimiento del "bebé real" —como le han bautizado los medios— se suceden en Londres, donde entre otros festejos, hubo 62 cañonazos en la Torre de Londres, a orillas del río Támesis.