(AM.) C.Ordóñez aceptó la fusión para evitar intervenirlas, ante el "bloqueo" de la Xunta a vías "más sólidas"

Padecían problemas "parecidos", pero Caixa Galicia tenía necesidad "perentoria" de una unión y Caixanova, más "capacidad de actuación"
Miguel Ángel Fernández Ordóñez
Miguel Ángel Fernández Ordóñez
EUROPA PRESS
Miguel Ángel Fernández Ordóñez

El exgobernador del Banco de España Miguel Ángel Fernández Ordóñez, que ocupaba el cargo en el momento de la fusión de las cajas gallegas, ha asegurado que accedió a la integración de Caixa Galicia y Caixanova, con "condicionantes", para evitar que "una situación de bloqueo" por parte de la Xunta llevase a la intervención de ambas entidades.

"El Banco de España insistió permanentemente en que era más seguro y mucho menos arriesgado buscar integraciones fuera de la Comunidad Autónoma", señala Fernández Ordóñez en su respuesta escrita a las preguntas de la comisión de investigación de las cajas del Parlamento.

"Cuando quedó clara la negativa de la Xunta a proyectos más sólidos que el de la fusión de las dos cajas gallegas, el Banco de España, como mal menor para evitar una situación de bloqueo que, por el deterioro continuado de las cajas, hubiera acabado en su posible intervención y reestructuración ordenada —solución más traumática y de mayor coste—, optó por exigir condicionantes para que la fusión pudiera ser aprobada con un mínimo de razonabilidad en cuanto a su solidez", relata el exgobernador. "Condicionantes que, por cierto, se cumplieron muy parcialmente", recrimina.

Asimismo, indica que durante 2009 las dos entidades "estuvieron trabajando en proyectos corporativos", pero fue "la insistencia y el bloqueo de la Xunta a cualquier fusión de las cajas gallegas con otras de fuera" de la comunidad "la que impidió cualquier opción no gallega en la solución de los problemas".

Fernández Ordoñez insiste en que, con motivo del análisis del impacto de la fusión gallega sobre la competencia en la comunidad, trasladó al propio presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, su postura. La unión "era negativa desde el punto de vista de la competencia en Galicia y este era un argumento más para no haberla impulsado, además del fundamental de la mayor solidez de otras alternativas que se barajaron".

"Yo tuve ocasión de plantearle estos problemas de competencia al presidente de la Xunta en una entrevista en la que traté de convencerle —y es obvio que no pude— de que permitiera buscar soluciones más sólidas y mejores desde todos los puntos de vista económicos, incluido este, el de la mayor competencia", sostiene en su respuesta.

Las otras opciones

En 2009, explica, Caixa Galicia "trabajaba en una integración con otras dos cajas de ahorro" que no fue estudiada por el Banco de España, aunque le fue presentada "en diciembre de 2009" —cuando estaba encargado ya el informe de KPMG sobre la viabilidad de la fusión gallega— , y "se tenía conocimiento de que otra entidad grande, con una demostrada capacidad de gestión y que ha superado el ejercicio de estrés de Oliver Wyman con holgura, también estaba interesada en hacer una operación de integración".

Caixanova, por su lado, "también sabía que su continuidad en solitario era complicada" y negociaba su integración "en un proyecto con un grupo de cajas de ahorro de similar tamaño y elevada solidez" que era, en principio, "atractivo". El supervisor tampoco llegó a estudiar estos planes.

"Todas estas actuaciones se vieron frustradas por la rotunda negativa de la Xunta a autorizar cualquier operación que no fuera la fusión de las dos cajas gallegas y así se lo manifestó al Banco de España en repetidas ocasiones", señala Fernández Ordóñez, que interpreta que la modificación de la ley de cajas de diciembre de 2009 se encaminaba a este fin.

La Xunta, insiste, "lideró el proyecto de integración" de las dos entidades "y las propias negociaciones entre los dos órganos de administración". Además, "como respuesta" a dos informes iniciales de Deloitte y PwC, que "tenían visiones diferentes de la viabilidad", "elaboró un informe interno" encargado a técnicos de Facenda y "solicitó a las cajas gallegas otros cuatro nuevos estudios que fueron encargados a terceros".

La situación de las cajas

Aunque el exgobernador señala que ya en 2003 se dieron recomendaciones al sector de mejorar la gestión del riesgo inmobiliario, Fernández Ordóñez indica que Caixa Galicia hizo una "expansión explosiva de la red y de la financiación de la actividad inmobiliaria", que empezó en 2005 y se mantuvo hasta mediados de 2007. Sobre Caixanova indica que "eran conocidos también sus desequilibrios, aunque estos no se habían producido de forma tan súbita" como en Caixa Galicia.

En diciembre de 2008, agrega, "se acentuó la preocupación" por la entidad con sede en Vigo por su solvencia, dado que "estaba excesivamente apoyada en participaciones preferentes y deuda subordinada", su exposición inmobiliaria y unos resultados que descansaban en operaciones no recurrentes.

Así las cosas, "ambas adolecían deficiencias muy parecidas" que hacían "muy difícil su subsistencia en solitario", "debilidad acentuada en el caso de Caixa Galicia". Las diferencias esenciales eran que en esta última "la organización, administración y gestión eran más deficientes" y la expansión era "demasiado grande, con muchos problemas de control".

"Ambas entidades debían, por consiguiente, buscar una operación de integración. En el caso de Caixa Galicia, la necesidad era perentoria y, dada su mayor debilidad, debía reaccionar con rapidez", relata Fernández Ordóñez, que añade que Caixanova tenía "una capacidad de actuación superior". "Podía aspirar a una integración más igualitaria", concluye.

Trato "no discriminatorio"

Fernández Ordóñez defiende en su escrito las decisiones tomadas por el regulador español tras el hundimiento de Lehman Brothers y rechaza que en España se haya actuado tarde. Se tomaron medidas distintas, dice, porque el problema no era rescatar a las grandes entidades que eran 'too big to fail' —demasiado grandes para caer—, sino una crisis de cajas, de "unas 30 entidades", en mala situación que eran 'too many to fail' —demasiadas para caer—.

Preguntado sobre el decreto que en febrero de 2010 elevó las exigencias de capital, sostiene que la caja gallega recibió "un trato no discriminatorio". El saneamiento hecho al cierre de 2010, arguye, "a pesar de haber sido relevante, era inferior al de otras entidades". El incremento de capital que se le requirió fue "relativamente elevado porque partía de niveles bajos", pero esto "no se debía a unas dotaciones excesivas", sino "a una baja acumulación histórica de reservas", afirma.

Las advertencias no atendidas del banco de españa

El exgobernador atribuye los problemas de las entidades a su exposición al sector inmobiliario y su dependencia de la financiación mayorista. Reivindica que, pese a que en la época de la burbuja inmobiliaria —que sitúa entre 1996 y 2008— todos creían que "España iba bien", el Banco de España "fue sensible a este incremento del riesgo crediticio" y desde 2003 trasladó a las entidades "recomendaciones".

Hacían hincapié, dice, en el "alto crecimiento del riesgo promotor" y, llevaron a recomendar a Caixa Galicia en 2007 "que moderara el crecimiento del riesgo" hasta mejorar sus controles internos.

En el caso de las dos cajas gallegas, se les hicieron inspecciones específicas en 2003, 2006, 2007 y 2009 en Caixa Galicia y en 2003, 2004 y 2008 en Caixanova. Los responsables de las entidades tuvieron "puntual conocimiento del desarrollo de los trabajos". "Lo mismo puede decirse de las autoridades autonómicas", apunta.

Así, a su juicio, "uno de los problemas" de la crisis bancaria fue que las entidades "no prestaron suficiente atención a las recomendaciones del supervisor". Además, ha pedido tener en cuenta que entonces "era muy limitada la capacidad del Banco de España para obligar a tomar determinadas medidas". Con la vista en la actualidad, dice que "debe verse positivamente" la decisión de retomar la subasta de las nacionalizadas.

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