González dice que no estaba afectada por alcohol y achaca a enemistad política la actuación policial

La exdirectora de Puerto de la Torre dice que sólo bebió dos cervezas, pero con el estómago vacío, y que controlaba la conducción

La exdirectora del distrito de Puerto de la Torre, en Málaga, Mercedes González, ha declarado que cuando fue imputada por superar la tasa de alcohol no tenía síntomas de haber bebido y controlaba la conducción, aunque ha reconocido que había tomado dos cervezas y casi no había comido. Ha calificado de "desproporcionada" la actuación policial y la ha achacado a una "enemistad hacia mis siglas" por un conflicto que existía entre la Policía Local y el Ayuntamiento.

El juicio ha quedado este martes visto para sentencia en el Juzgado de lo Penal número 8 de Málaga. Los hechos sucedieron el 7 de marzo de este año en la calle Lope de Rueda, donde había un control policial de vehículos, y la que entonces era directora de dicho distrito, que dimitió a raíz de estos hechos, fue requerida para hacerle la prueba de alcoholemia y dio positivo, arrojando 0,54 miligramos por litro de aire espirado.

La acusada ha explicado que no vio el control, el cual no era de alcoholemia, ni a los policías hasta que uno se acercó a su coche cuando ella estaba bajándose, tras haberlo estacionado "ligeramente inclinado a la izquierda, porque siempre tengo problemas para aparcar" en la calle en la que había quedado con una amiga para tomar café. Ha admitido que más de una hora antes se había tomado dos cervezas y sólo había comido "una tapita de queso" al estar a dieta.

Ha dicho que le "sorprendió" que el agente que se le acercó le dijo que no estaba correctamente aparcada, cuando ella pensaba que no era así; y ha asegurado que cuando llegaron otros policías, entre ellos uno que había sido su escolta, escuchó cómo entre ellos decían "es la concejala, vamos a por ella, como ellos han ido a por nosotros". Ha recordado que ya había habido acciones contra el equipo de gobierno del PP en Navidad por un conflicto laboral abierto.

González ha asegurado en su declaración que la "enemistad" no era contra ella en concreto, sino "hacia mis siglas —PP— y el cargo que yo tenía en ese momento", así como "con respecto al alcalde de mi ciudad". Ha reiterado que se sintió "presionada" y que la actuación policial fue "anormal" y "desproporcionada", ya que llegó a haber hasta ocho policías en la intervención. Ha negado que su actitud fuera arrogante, "todo lo contrario".

Ha insistido en que no tenía signos ni síntomas de estar afectada por el alcohol, ya que si los hubiera tenido "como persona responsable no habría cogido el coche". En este sentido, ha indicado que quizá tenía los ojos rojos de la tensión y el nerviosismo de la situación que estaba viviendo y porque se puso a llorar cuando "no entendía que me hicieran un control si el coche estaba aparcado", apuntando que la noche antes había tomado un medicamento para dormir.

Su defensa ha pedido una sentencia absolutoria, ya que no cometió el delito, pues no ha quedado probado que no controlara la conducción y no existen pruebas para sostener que tenía signos de estar afectada por el alcohol que había ingerido, lo que en este caso hay que tener en cuenta. La letrada ha considerado que "cuanto menos, se cargaron las tintas", y ha puesto de manifiesto la existencia de dicho conflicto laboral entre el Ayuntamiento y la Policía Local.

"Que bebió no lo vamos a negar, pero el dispositivo que se montó con ocho policías por un mal estacionamiento fue desproporcionado", ha dicho la defensa, quien ha expresado las contradicciones de los agentes que han declarado, ya que no coinciden a la hora de hablar de los síntomas que presentaba ni tampoco lo declarado con lo que consta en los atestados. Un perito de la defensa ha concluido que el alcohol ingerido "no le estaba afectando" a su conducta.

ACUSACIÓN

Por su parte, la Fiscalía, que solicita una pena de multa de 4.800 euros, ha pedido una sentencia condenatoria por un delito contra la seguridad vial, al considerar que estaba bajo los efectos del alcohol y ha estimado que no se ha acreditado un ánimo "espureo" por parte de los agentes, sino que vieron una maniobra incorrecta, "rara" y "esquiva", según las palabras de los policías, al control policial y por eso se acercaron.

Así, los seis agentes que han declarado han negado que hablaran entre ellos sobre "ir a por ella" por estar relacionada con el Ayuntamiento, apuntando dos que sí la conocían previamente, uno por haber sido su escolta. "Somos profesionales y los conflictos que tengamos no afectan a nuestro trabajo", ha precisado uno de los policías, mientras que otro ha dicho que fue ella quien "me vino a decir si no sabía quién era".

Han señalado que el deambular era normal, aunque algunos han dicho que sí que olía a alcohol y tenía los ojos rojos; y otros notaron la voz pastosa. Mientras que alguno sí ha dicho que tuvo una actitud arrogante, otros han declarado que con ellos no, sino que "estaba alterada porque la situación no le gustaba". Sobre la prueba de alcoholemia, al principio fue "un poco reacia" y hubo un error, algo que "pasa mucho", pero luego sí colaboró y se prestó, ha dicho uno.

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