Cuando la moda londinense de los ochenta saltó del club local a la pasarela mundial

  • Una amplia exposición repasa la influencia de la vida nocturna de Londres en el mundo de la moda al inicio de una década rupturista.
  • El museo Victoria and Albert de Londres hace un repaso por las tribus urbana, las creaciones más arriesgadas y la explosión de creatividad en la capital.
  • El club era el escenario propicio para unir música y moda, experimentar con nuevos estilos y poner bajo un mismo techo a espontáneos, artistas, diseñadores...
Trojan y Mark, dos habituales del transgresor club Taboo, en una foto de 1986
Trojan y Mark, dos habituales del transgresor club Taboo, en una foto de 1986
© Derek Ridgers
Trojan y Mark, dos habituales del transgresor club Taboo, en una foto de 1986

En la vida nocturna londinense de los años ochenta el club era un ambiente propicio para el lucimiento de la novedad, para la excentricidad y la puesta en práctica de nuevos estilos, complementos y prendas.

Los recintos en los que coincidían música y moda recibían a espontáneos que experimentaban con un nuevo look, diseñadores de moda, músicos, bailarines, directores de cine. "Cada grupo tenía entonces una pasión casi infecciosa por crear algo nuevo", recuerda el diseñador británico Stevie Stewart, cofundador en 1982 de la firma de ropa Body Map. Lo que se lucía en el club no se ocultaba durante el día: pronto la fuerte influencia de los estilos salió a la superficie y dominó la moda de una década.

Centrada en la influencia que tuvo la cultura underground más allá del interior de los locales de copas y las salas de conciertos, los organizadores de la recién inaugurada exposición Club to Catwalk: London Fashion in the 1980s (Del club a la pasarela: moda londinense en los años ochenta) —en el museo Victoria and Albert de Londres hasta el 16 de febrero— se refieren al fenómeno como una "reinvención mundial de la moda".

Góticos, nuevos románticos, 'raves'...

La muestra pone en común más de 85 conjuntos creados por diseñadores entonces parte de la vida nocturna de la capital británica como John Galliano, Vivienne Westwood y Katharine Hamnett junto a accesorios de figuras de la moda como Patrick Cox —especializado en artículos de cuero y zapatos— o el afamado sombrerero Stephen Jones.

El conjunto abarca además las tribus urbanas que dominaban el panoraba de la moda callejera —hay atuendos de góticos, nuevos románticos, de asistentes a raves, alusivos al fetiche y al mal gusto— y reúne prendas de personajes famosos como Boy George, Adam Ant y el extremo diseñador y performer australiano Leigh Bowery.

La borrosa frontera entre el arte y la moda

Como panorámica de la creatividad del mundo de la moda en Londres, la exposición descubre iniciativas como la que en 1986 puso en marcha la revista Blitz, que invitó a 22 diseñadores residentes en la capital a personalizar chaquetas denim proporcionadas por Levis. La importancia del diseño textil queda ilustrada con los trabajos de Betty Jackson (que junto a colectivos de diseñadores como The Cloth configuró el corte de las características camisetas anchas de los ochenta) y los llamativos y enormes estampados de Wendy Dagworthy. También hay lugar para las prendas combativas de Katharine Hamnett con eslóganes que criticaban decisiones políticas o instaban a usar el preservativo.

En una fusión de carnaval, parodia de las normas que rigen la vida diaria y estilo, el artista Leigh Bowery llevó y creó ropa imposible que borraba la frontera entre el arte y la moda igual que las prendas de plástico inflable de la diseñadora Michiko Koshino.

La primera tienda de la japonesa, abierta en Covent Garden, tenía una atmósfera de club y mesas de mezclas que contribuían al efecto de estar comprando en una pista de baile. La muestra ilustra ampliamente las ideas innovadoras de una década que cambió la estética con ánimo de ruptura e incluso recrea en uno de los espacios del centro un club con música y material audiovisual de locales de los ochenta.

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