El doctor Carlos Viñals, uno de los responsables de la asistencia médica en la fiesta de Halloween del Madrid Arena del pasado 1 de noviembre, ha calificado este viernes de "intachable" la actuación del equipo médico en el evento, en el que una estampida humana provocó la muerte de cinco jóvenes.

De esta forma lo ha expresado su abogado, José Crespo, tras la comparecencia de unas tres horas de duración del doctor Carlos Viñals como imputado ante el titular del Juzgado de Instrucción número 51 de Madrid, Eduardo López-Palop, que investiga el caso.

Viñals ha explicado que la enfermería del Madrid Arena contaba el instrumental médico "adecuado" y el personal "suficiente" para la fiesta y que tanto él como su padre, el doctor Simón Viñals, principal responsable del equipo médico de la fiesta del Arena, practicaron maniobras de reanimación cardiopulmonar a las víctimas de la tragedia.

Las acusaciones particulares han considerado que el doctor Carlos Viñals ha incurrido en contradicciones, ha mentido y ha faltado a la verdad absolutamente en todo.

Viñals, que ha estado "muy nervioso" durante su declaración, ha indicado que la enfermería era un servicio médico preventivo y no "un hospital de campaña" o la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) de un centro hospitalario, según ha manifestado su abogado.

El equipo médico para el evento, integrado por siete personas (dos médicos, un auxiliar y cuatro técnicos de dos ambulancias), disponía de la cualificación necesaria para realizar maniobras de reanimación cardiopulmonar avanzada, ha añadido.

Ha detallado que solo se tardó un minuto desde que el doctor Simón Viñals dio la orden de ir a buscar un desfibrilador, que se ubicaba en una ambulancia "por razones operativas", hasta que se trasladó a la carrera a la enfermería.

Su abogado ha asegurado que tanto el equipo médico del Arena como el Samur consideraron oportuno aplicar el desfibrilador a las pacientes, que presentaban "signos evidentes de muerte" y "lesiones incompatibles con la vida".

Crespo ha lamentado que se traten de desviar hacia la actuación del equipo médico las auténticas responsabilidades de unos aplastamientos producidos como consecuencia de unas avalanchas y un exceso de aforo.

Abdón Núñez, abogado de la familia de Belén Langdon, una de las víctimas mortales de la tragedia, ha destacado que Viñals ha reconocido que la noche del 1 de noviembre fue la primera vez en su vida que practicó una reanimación cardiopulmonar en una persona para recuperarla.

Núñez ha indicado que Viñals desconoce si tiene seguro de responsabilidad civil, hizo su último curso de emergencias en el año 1999 y desde el año 2006 es funcionario de la Policía Municipal.

Por su parte, Felipe Moreno, letrado de la familia de Rocío Oña, otra de las víctimas mortales, ha estimado que la versión de Viñals "es inverosímil y no guarda relación con lo ocurrido", al tiempo que ha cuestionado la capacitación del facultativo para actuar en una situación de "alto riesgo" como la que se produjo.

Según Moreno, Viñals ha reconocido que si hubiesen tenido conocimiento de que iban a asistir 20.000 personas al evento, se hubiesen adoptado otro tipo de medidas.

María José Siñeriz, representante de la familia de Cristina Arce, otra de las víctimas mortales, ha hecho hincapié en la falta de preparación del equipo médico para practicar maniobras de reanimación cardiopulmonar, puesto que era de carácter "preventivo".

Ha opinado que Viñals, que tan solo ha contestado al Ministerio Fiscal, a las acusaciones particulares y a su propio abogado, tenía muy preparada la declaración en atención a lo que dijo su padre en sede judicial.