Los compañeros de trabajo del celador de Olot: "Era un trabajador ejemplar"

  • El abogado del acusado, Joan Vila, dice que lo vio "asustado".
  • El letrado Monguilod aseguró que el celador"está muy presionado".
  • Vila, asesino confeso de 11 ancianos, declaró que sólo quería "acortar el sufrimiento" de las víctimas por su deterioro físico.
El celador de La Caritat Joan Vila, acusado de cometer once asesinatos, durante la primera sesión del juicio.
El celador de La Caritat Joan Vila, acusado de cometer once asesinatos, durante la primera sesión del juicio.
Marina López/ACN
El celador de La Caritat Joan Vila, acusado de cometer once asesinatos, durante la primera sesión del juicio.

Dos cuidadoras del geriátrico 'La Caritat' de Olot han asegurado durante la segunda jornada del juicio contra el celador Joan V., autor confeso del asesinato de once internos de este centro, que éste estaba "muy quemado" del trabajo con los ancianos. Estos dos testimonios han roto la línea argumental del procesado, quien mantiene que cometió los crímenes para aliviar el sufrimiento de las víctimas por su deterioro físico.

La mayoría de enfermeras y cuidadoras que han declarado han calificado a Joan V. como una "muy buena persona, compañero y trabajador", que nunca había levantado sospechas de ser el autor de todas estas muertes. Sin embargo, la compañera del turno de noche del presunto asesino, Paquita S., ha mantenido que poco antes de que se descubriesen los crímenes vio al imputado "muy nervioso" y que éste le explicó que su estado se debía a la labor con los ancianos, por lo que le aconsejó "que cogiese la baja".

La otra testigo que se ha pronunciado de forma similar ha sido Raquel G., también compañera de Joan V., quien ha manifestado que el inculpado le aseguró semanas antes de los últimos asesinatos que estaba "muy cansado del trabajo en el geriátrico".

"Mala suerte" porque fallecían en su turno

Estas dos mujeres, así como la enfermera Maria Dolors G., han detallado además que el imputado les comentó que tenía "mala suerte", porque los residentes del centro fallecían siempre durante su turno.

Todas las trabajadoras que han declarado han confirmado que los empleados tenían acceso libre a la enfermería y que el armario que guardaba los medicamentos, utilizados en varios casos por Joan V. para perpetrar los crímenes, estaba cerrado pero con la llave puesta sin que existiese control alguno sobre el contenido.

Aunque nadie sospechó de Joan V. como autor de los once asesinatos, algunos testigos han admitido que sospecharon "de alguna actitud" del procesado, como cuando aconsejó a las cuidadoras que no llamasen a la ambulancia para atender a una de las víctimas. Según esta versión, el celador aseguró que la interna ya había fallecido, pero las cuidadoras comprobaron que la mujer todavía estaba viva.

Una periodista que entrevistó a Joan V. en la cárcel ha declarado también y ha explicado que el procesado le dijo que sólo le había suministrado pastillas a la primera víctima "para ayudarla a dormir" y que hubiera sobrevivido "si hubiera sido una persona sana".

Piden 194 años de cárcel

El imputado le confesó a la redactora que no estaba arrepentido de los crímenes y que no se consideraba "un peligro para la sociedad".

El fiscal pide 194 años de cárcel para Joan V. y las dos acusaciones particulares de familiares 202 años y 6 meses, mientras que la defensa solicita un máximo de 20 años de libertad vigilada. 

El juicio a Joan V., quien presuntamente asesinó a los once ancianos entre agosto de 2009 y octubre de 2010, sigue este miércoles con las declaraciones de otros trabajadores del geriátrico.

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