El presidente de la Federación Galega de Transporte de Mercancías (Fegatramer), Alfonso Parga, ha pedido a los transportistas cuyos vehículos sufran sabotajes que denuncien los hechos para que éstos puedan ser investigados y ha avisado de que han aumentado los ataques en los últimos meses.

Parga ha indicado, en declaraciones a Europa Press, que en los últimos días se han producido varios ataques a camiones en la provincia de Lugo —añade que no le constan problemas de este tipo en otras provincias—. "No es nada nuevo, pero cada vez va a más", ha señalado y ha lamentado que "no se toman las medidas que hay que tomar".

"Posiblemente se debe a una guerra de precios entre empresas", ha apuntado como explicación a los sabotajes, que en los últimos días han provocado que varios camiones amaneciesen con las ruedas pinchadas en la terminal de O Ceao, en Lugo.

A juicio de Parga éste es "un problema de orden público" y como tal "debería tratarse". En cualquier caso, ha hecho un llamamiento a la "calma" y ha advertido de que los ataques a los camiones "no son la solución". "Tampoco lo es bajar los precios", ha dicho, en alusión a que, en el contexto de la crisis, algunos transportistas han rebajado las tarifas, en algunos casos por debajo de los costes.

Estos sabotajes, ha destacado, se producen desde hace años, pero en los últimos meses se han producido episodios "gravísimos", como el ataque que a mediados de marzo provocó un vertido de combustible a dos playas de Ribadeo, Os Castros y As Catedrais.

Las autoridades, ha reclamado Parga, "tienen que tomar medidas", pero alegan que se presentan "muy pocas denuncias". El responsable de Fegatramer lo atribuye al "miedo a represalias", pero anima a quienes sufran desperfectos a que denuncien y pide a la administración que proteja a las empresas que lleven a las autoridades estos ataques.

En cuanto a los sabotajes de los últimos días en O Ceao, Parga ha destacado que las áreas para guardar los camiones son explotadas por una empresa y los usuarios pagan a cambio, por lo que ha cuestionado si es suficiente que la vigilancia se base en cámaras de vídeo.