En concreto, la primera de las agresiones –y la más grave– se produjo en torno a las 10.00 horas del pasado día 2. Al parecer, un grupo de chavales tiraron al suelo al supervisor de la estación de Algorta y comenzaron a propinarle patadas. Según relató el empleado a sus compañeros, los gamberros trataron de arrojarle a las vías. La llegada del personal de seguridad impidió un mal mayor.

La estación de Bidezabal, siguiente parada, fue el escenario de un segundo ataque tres días después. Varios individuos trataron de golpear al supervisor, que se encerró en la oficina. Los vigilantes dieron el alto a los atacantes cuando intentaban abrir a golpes la puerta de la taquilla.

Un grupo de trabajadores de Metro Bilbao se concentró ayer a las puertas de la sede de la entidad para denunciar esta situación y exigir mayores medidas de seguridad, sobre todo más vigilantes de seguridad. «Cuando se produjeron estas agresiones, tuvieron que llegar vigilantes de otras estaciones», aseguraron.

Los empleados, además, denunciaron, según dijeron, «el incumplimiento» del convenio laboral por parte de la empresa y la «falta de estabilidad» que sufren al cambiarse los turnos.

Taxistas recuerdan a su compañero

Justo un año después de su muerte a manos de Reiny E. P., Eduardo Robredo recibió ayer el recuerdo de sus compañeros. Los taxistas de Bilbao llevaron a cabo un ofrenda floral en la calle GoikoTorre, donde ocurrió el homicidio, y secundaron un paro de una hora, entre las 12.00 y las 13.00, para exigir más «mano dura» a las instituciones y a los jueces. El aniversario de la muerte de Robredo se produce a la semana siguiente de la condena a Reiny por homicidio y no por asesinato, tal y como reclamaba la acusación particular  y los propios taxistas. Muchos conductores del gremio reclamaban ayer a los jueces que impongan penas más duras para dar ejemplo. «El condenado estará en poco tiempo en la calle», protestaron.