"Toy Stories", niños de todo el mundo posando con sus juguetes

  • El fotógrafo italiano Gabriele Galimberti dió la vuelta al mundo durante 18 meses y retrató a críos de los cinco continentes mostrando sus juguetes favoritos.
  • El proyecto comenzó por casualidad, cuando unos amigos le pidieron que hiciera una foto de su hija y ella quiso aparecer con sus muñecas.
  • "Aprendí más sobre los padres que sobre los niños".
A la izquierda, Tangwizi, de Kenia. A la derecha, Ryan, de Sudáfrica
A la izquierda, Tangwizi, de Kenia. A la derecha, Ryan, de Sudáfrica
© Gabriele Galimberti
A la izquierda, Tangwizi, de Kenia. A la derecha, Ryan, de Sudáfrica

Tangwizi vive en una choza de paredes fabricadas con bosta de ganado y techumbre de paja en una aldea de la tribu masai al norte de Kenia. En el mismo continente africano, Ryan reside en una casa unifamiliar a una hora de Johannesburgo (Sudáfrica). Aunque ambos críos están en edad escolar, ninguno va al colegio. El masai negro, porque no hay escuela a la que ir. El sajón blanco, porque su madre no cree que nadie sea capaz de enseñar a su hijo mejor que ella misma.

En las fotos hay algo más que una frontera gestual y una brecha socioeconómica. Tangwizi cruza la manos y mira a la cámara con una seriedad casi reverente; Ryan posa con el orgullo de quien sabe lo que se cuece. Ambos están en sus habitaciones y tienen delante sus juguetes favoritos. Los del chaval sudafricano son piezas y sets de Lego, extendidos y relucientes sobre la cama. El masai tiene un mono de peluche.

Lo que está más allá de la imagen

Todas las fotos del proyecto Toy Stories invitan a la comparación, señalan condicionantes, radiografían lo que está más allá de la imagen inequívoca de un crío y sus juguetes. El autor, el fotógrafo italiano Gabriele Galimberti (Arezzo, 1977), sabe de lo que habla cuando afirma que durante el proceso no sólo convivió con los pequeños seres humanos que aparecen en los retratos. "Aprendí más sobre los padres que sobre los niños", dice.

Después de dar la vuelta al mundo durante año y medio, Galimberti, un fotógrafo que gusta del cruce de referencias para que las imágenes digan más de lo que muestran mediante la torpeza descriptiva del sentido de la vista, se encontró con una colección que es casi un atlas de geografía humana: sueños de futuro, proyecciones de los afanes paternales, temores, calidad de vida o falta de ella. Toy Stories, iniciado casi por casualidad cuando una pareja de buenos amigos pidieron a Galimberti que hiciera un retrato de su hija y la niña se empeñó en salir con sus juguetes, es ahora un compendio del mundo.

Suecia y Beirut

Tyra, de Estocolmo (Suecia), es un resumen infantil de la felicidad en su habitación de la casa de madera en la que vive con sus padres y su hermanita de un año. La casita de muñecas, su juguete favorito, es reveladoramente parecida a su hogar europeo de clase media alta. El palestino Taha, cuya familia se refugió en Beirut (Líbano) para escapar de la atrocidad, tiene luz y agua gracias a conexiones ilegales a las redes de suministro. Subido a un sofá con uno de esos rechamantes tapetes con ciervos, el niño muestra su mayor tesoro: un coche deportivo en miniatura.

Galimberti encontró receptividad entre los padres cuyos críos aparecen en las fotos. En general, no tuvo problemas para que admitiesen participar en el proyecto, pero los matices también dicen tanto como las fotos. Mientras en Asia y Oriente Medio eran los padres quienes casi obligaban a los críos a posar, en Hispanoamérica la última decisión era de los niños.

Los ricos, más posesivos

También encontró grados de respuesta diferentes entre los pequeños: los de países ricos fueron más posesivos y se mostraban recelosos cuando el fotógrafo intentaba ayudarles a montar una coreografía con los juguetes antes de hacer la foto y los de naciones pobres, acostumbrados a llevar los pocos juguetes fuera de casa y compartirlos con los demás niños, fueron permisivos y desprendidos.

¿Y los juguetes? ¿Son lo mismo que fueron? Galimberti opina que sí y que, con la excepción de los juegos electrónicos, siguen siendo parecidos a los de su propia infancia. Cuenta el caso de un niño de Texas (EE UU) y una cría de Malawi que adoran a los dinosaurios que coleccionan. Ambos contaron al fotógrafo que los animales les protegen de los peligros nocturnos. El primero, de ser secuestrado. La seguda, de que la muerdan las serpientes.

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