Los pasteleros cifran en un 15% el aumento de ventas por Semana Santa, que caen por crisis y competencia

El presidente de la Asociación Regional de Empresarios de Pastelería de Murcia (AREPA), Juan Antonio Cano, ha afirmado que las ventas de las confiterías pueden llegar a aumentar entre un 10 o un 15 por ciento con motivo de la Semana Santa, pero lamenta que este porcentaje ha caído mucho en los últimos años como consecuencia de la crisis y la competencia "desleal" de grandes superficies y locales no especializados.
Yemas de Santa Teresa
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EUROPA PRESS
Yemas de Santa Teresa

El presidente de la Asociación Regional de Empresarios de Pastelería de Murcia (AREPA), Juan Antonio Cano, ha afirmado que las ventas de las confiterías pueden llegar a aumentar entre un 10 o un 15 por ciento con motivo de la Semana Santa, pero lamenta que este porcentaje ha caído mucho en los últimos años como consecuencia de la crisis y la competencia "desleal" de grandes superficies y locales no especializados.

En declaraciones a Europa Press, Cano ha recordado que, hace unos años, cualquier pastelería recibía encargos "muy grandes, de 3.000 ó 4.000 monas pequeñas de nazareno", lo que era normal, mientras que actualmente los cofrades "hacen pedidos pequeños y muy puntuales de una docena, dos docenas o 40 monas como mucho".

En el 'buche', estas monas se convierten en "detalles" que el nazareno entrega a los más allegados, porque la crisis "hace que el cofrade no tenga capacidad de comprar tantos productos para regalar y recurra, en ocasiones, a las grandes superficies", añade Cano.

Todo ello, a pesar de que los pasteleros llevan "mucho tiempo" sin subir el precio de los productos, defiende Cano, quien explica que los pasteleros artesanos y pequeñas confiterías "mantienen la calidad e incluso la superan, porque queremos que el cliente que se gasta el dinero lo vea reflejado".

En cualquier caso, el presidente de AREPA explica que el efecto de las procesiones se nota, sobre todo, en las confiterías situadas en las zonas desde la que salen las procesiones y donde hay recorrido", como en el centro de Murcia.

Sin embargo, estas pastelerías no venden más por ser una pastelería artesana y tener género de calidad, sino porque está en el itinerario, ya que el consumidor se ha vuelto cómodo y no relaciona lo que compra con el sitio con el que lo compra. "Le da igual ir a una zapatería a comprar unas monas, a pesar de que no es el sitio", explica.

Cano puntualiza que los cofrades han reducido los kilos de productos que reparten y, últimamente, "crecen los pedidos de productos salados, porque empiezan a demandar pasteles pequeños, empanadillas y panecillos rellenos que se ofrecen como merienda".

En este sentido, estima que los pasteleros han perdido de un 30 a un 40 por ciento de las ventas como consecuencia de la crisis económica, y atribuye otro 20 ó 25 por ciento al efecto de la competencia desleal. "Aún quedan clientes, que siempre son los mismos, pero han caído", se lamenta.

Por ejemplo, recuerda que en su pastelería se trabajaba toda la noche anterior al día de San José para preparar tartas, y se tenían incluso que almacenar porque no daba tiempo a elaborar los productos, mientras que esa onomástica en la actualidad "se ha equiparado con el resto de las festividades".

"Existía la tradición de que hubiera una tarta en cada casa", recuerda Cano, quien explica que ahora no es así. Además, quienes deciden adquirir una tarta pueden encontrarla por 9 ó 12 euros en una gran superficie, cuando cuesta 20 ó 25 en una pastelería".

Sin embargo, Cano recuerda que sólo la bandeja, la caja y el embalaje cuesta sólo dos o tres euros, por lo que se pregunta qué están cobrando por la tarta en las grandes superficies.

"La realidad es que la venta en la pastelería artesana se va reduciendo", a pesar de que "tiene un valor añadido que es la calidad". Una pastelería pequeña "utiliza harina, huevos, azúcar y los productos que tiene a mano, de forma que no se calienta la cabeza en buscar un producto sustitutivo que sea más económico".

Por contra, critica que las grandes superficies y otra competencia "sacan productos similares a los de los pasteleros pero a unos precios a los que no podemos llegar", añade Cano, quien cree que el comercio artesano "va a terminar por desaparecer y sus productos van a ser artículos de lujo".

El consumidor, lamenta, adquiere últimamente productos en los grandes supermercados, e igual "están elaborados en países donde la normativa sanitaria es otra, donde hay otra competencia, otros sueldos y otras materias primas". Esto hace "mucho daño" a los pequeños pasteleros, que ven cada vez más bajar su porcentaje de ventas.

"Los pasteleros compramos los productos en España y, por ejemplo, los huevos son de aquí, mientras que los productos de fuera pueden no reunir toda la calidad que deberían, porque van buscando un precio más económico", se lamenta Cano, quien añade que es necesario "educar al cliente, y que sepa que cuando compra artesanía compra calidad".

Se pregunta cómo es posible vender un roscón de reyes por 12 ó 15 euros, cuando lleva mantequilla, huevo, aceite, azúcar y mano de obra elaborado a mano". El consumidor "no está entrenado para poder diferenciar una mantequilla de una esencia de mantequilla, o un aroma del sabor auténtico, porque existen productos en el mercado que simulan el color de productos auténticos", advierte.

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