Teatro, cine, tele, ¿en qué medio se siente más cómoda?

Me adapto a lo que toque, pero en el teatro me siento muy feliz, a pesar de que es donde más miedo paso.

¿Qué tiene de diferente?

BIO Es de Madrid, tiene 43 años y está soltera. Cuando tenía dos o tres años veraneaba en Torrevieja, donde bailaba y la gente la rodeaba para verla. La llamaban La Bebé de Torrevieja. Hace pilates y cocina muy bien la crema de calabacín.

El teatro tiene un componente que no tiene otro medio: cuando empieza la función, eres tú quien tiene toda la responsabilidad, está el espectador delante... La energía que se desencadena en ese momento es insustituible.

¿No impresiona tener a la gente tan cerca?

Muchísimo, nunca había trabajado con el espectador tan cerca (está representando Afterplay en el Teatro Español de Madrid hasta el 23 de diciembre).

¿Qué le agradece a la tele?

Muchas cosas. Gracias a ella he aprendido a estar en un plató y el tempo de la comedia. Además, me ha dado la posibilidad de que la gente me conozca y de haber hecho una serie (Siete vidas) que ha marcado un antes y un después en la tele de este país.

Pero fue usted la que decidió salir de Siete vidas…

Sí, en la vida hay momentos en los que las cosas terminan.

¿Era lo que tocaba?

Sí, hay trenes que pasan en la vida, y si no los agarras, difícilmente vuelven a pasar.

¿Ha dejado pasar muchos trenes?

En el plano laboral, no. En el personal, es otra historia: son los más difíciles de agarrar.

¿Qué tal con Almodóvar?

Ha sido la aventura más bonita que me ha pasado en años. Pedro es un gran director, me regaló un personaje maravilloso y la posibilidad de estar en una película increíble.

¿Y con Milos Forman?

Es de esas personas que están muy lejos y que parece que nunca vas a conocer. Me dio mucho susto, había que hablar en inglés…

Un inglés con un acento muy logrado…

(Risas.) Ha quedado muy bien, sí. Fue muy divertido.

¿Se ve dentro de poco en Hollywood?

No, yo me veo ahora donde estoy. Prefiero no anticiparme a la realidad, poquito a poco.