Los niños superdotados madrileños empezarán a recibir atención y formación especializada conforme a sus capacidades este mismo curso.
Serán sólo 300 y dentro de un programa piloto de la Comunidad pero, si la cosa funciona, en tres años se extenderá a todos los que hay en la región: más de 4.000, según las asociaciones de padres.
Por ahora, el programa se aplicará en tres colegios públicos: el Ágora, en Brunete; el Torres Quevedo, en Coslada; y el Virgen del Consuelo, de Ciempozuelos.
En estos centros, los profesores recibirán preparación específica para atender a 300 niños con altas capacidades (cocientes intelectuales entre 120 y 130) y superdotados (superiores a 130).
Tutorías individuales
Los niños contarán con material didáctico específico y tutorías individuales, además de la posibilidad de que sus padres acudan a talleres para ayudar mejor a sus hijos.
El programa atenderá también la escolarización de menores protegidos por la Comunidad que respondan a este perfil.
Hasta ahora, la única ayuda oficial que reciben estos niños en la comunidad son los talleres de enriquecimiento extracurricular, que se celebran cada quince días en distintos institutos de la región.
El curso pasado participaron en ellos 627 alumnos, 330 en la capital, donde se reúnen a niños superdotados para ayudarlos a desarrollar su creatividad con tareas no escolares.
María Luis García, de la asociación Anasydac, aplaude las iniciativas, pero reclama mejores diagnósticos de los superdotados y más formación para los profesores.
Cocientes a partir de 130
La psicología considera a una persona superdotada si su cociente intelectual es superior a 130.
Estas medidas se realizan mediante distintos tests y pruebas psicológicas.
Los primeros en advertir las altas cualidades intelectuales de los niños son los padres o los profesores, pero los encargados de realizar los exámenes y certificar su condición de superdotado son los equipos de orientación psicopedagógica de la Consejería de Educación.
Su diagnóstico determina el acceso o no del menor a los programas de enriquecimiento extracurricular.
"Con dos años hablaba como un adulto"
Yolanda Pomares tiene ocho años y un cociente intelectual superior a 150, actualmente estudia 4º de primaria, un curso por delante de lo que marca su edad, y quiere ser astronauta.
A los 18 meses hablaba perfectamente y manejaba un vocabulario propio de un adulto.
"Cuando el 11-S, nos preguntó si los árabes eran malos y por qué, a pesar de que sólo tenía dos años", dice su madre, Ana Guerrero.
"En el colegio en el que estudia, el Sagrado Corazón de la calle Don Pedro, en Madrid, se dieron cuenta muy pronto de que era superdotada y nos han ayudado mucho" ya que "un equipo de orientación psicopedagógica la diagnosticó y desde hace tres años acude cada quince días a talleres de enriquecimiento extracurricular", explica entusiasta.
Pese a la suerte de su hija, que va bien en el cole y además hace guitarra, teatro y danza, Ana lamenta que sean pocos los colegios que prestan la atención suficiente a estos niños.
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