Los demócratas podrían hacerse con la mayoría en las elecciones de EEUU, según los sondeos

  • Este martes se renueva un tercio del Senado, todo el Congreso y se elige a 36 de los 50 gobernadores.
  • Los demócratas marchan con ventaja en los sondeos y rozan la mayoría en ambas cámaras.
  • La mayoría de los escaños tanto en el Senado como en el Congreso tienen ya dueño. La victoria se decidirá por tanto en sólo un puñado de estados en los que ninguno de los dos partidos tiene una ventaja clara.
El ex presidente estadounidense, Bill Clinton, es uno de los políticos que han ofrecido su respaldo a alguno de los candidatos demócratas en las elecciones legislativas de mañana.
El ex presidente estadounidense, Bill Clinton, es uno de los políticos que han ofrecido su respaldo a alguno de los candidatos demócratas en las elecciones legislativas de mañana.
EFE
El ex presidente estadounidense, Bill Clinton, es uno de los políticos que han ofrecido su respaldo a alguno de los candidatos demócratas en las elecciones legislativas de mañana.
Este martes se celebran las elecciones legislativas en EEUU. En ellas, millones de estadounidenses están llamados a las urnas para votar a un tercio de senadores, a todo el Congreso y a 36 de los 50 gobernadores.

Al ser elecciones legislativas, en ellas los temas locales tiene mucha más importancia que en las presidenciales; se trata por tanto de unas elecciones en las que la ideología y las preferencias por un determinado partido tienen menos peso que en las elecciones a la presidencia de la nación.

Esto es un factor a tener en cuenta, por cuanto el descontento hacia la gestión del presidente Bush (que no llegaría al 40% de aprobación según las últimas encuestas) no tiene por qué tener una traslación directamente proporcional en los resultados electorales del partido republicano, aun cuando pueda tener un efecto negativo.

Los temas que más preocupan a los estadounidenses de cara a la convocatoria de mañana son la situación en Irak, seguido muy de cerca por el terrorismo, la economía, la inmigración ilegal y el debate sobre los valores, en el que puede enmarcarse las iniciativas para aprobar el matrimonio homosexual que hay en marcha en varios estados. Además, en determinadas regiones, puede tener peso la actuación del Gobierno durante los sucesos del Katrina.

Tanto la situación en Irak como la gestión económica (en la que pesarán más los altos precios del petróleo que la baja tasa de desempleo) pueden incidir positivamente en los resultados de los demócratas.

La batalla por el Congreso

El Congreso estadounidense tiene 435 escaños.

Al contrario de lo que suele pensarse, por cada escaño suele haber entre 6 y 8 candidatos y no sólo dos -el republicano y el demócrata-.

En el actual Congreso, el 109º, calificado por algunos de desastroso y poco democrático, hay 230 escaños republicanos, 201 demócratas, 1 independiente y 3 (dos republicanos y un demócrata) que por distintas razones están actualmente vacíos.

Para alcanzar la mayoría, los demócratas necesitarían aumentar en 17 su número de escaños.

Según las encuestas, en 355 de las circunscripciones apenas habrá batalla electoral.

En ellas, el candidato republicano o el demócrata se impondrá con más del 66% de los votos.

Esto explica que los pesos pesados de cada partido, incluido el propio presidente Bush, hagan campaña y concentren sus fuerzas en sólo un puñado de estados.

En las últimas elecciones, sólo en 24 de los escaños en juego (un 5,2% del total) la lucha estuvo verdaderamente reñida entre republicanos y demócratas.

De la dificultad de desbancar a un candidato -salvo fracaso estrepitoso en su gestión, muerte o jubilación- da idea un simple dato: entre el 85-90% de los que ya tienen un escaño lo conservan cuando se presentan a la reelección.

Las encuestas de cara a estas elecciones indican que habrá un resultado apretado.

Según el diario The New York Times, los demócratas tendrían más o menos asegurados 214 escaños y los republicanos 204, mientras que 17 de ellos estarían en el aire. La llave de la victoria electoral en el Congreso la tendrá previsiblemente la cuenca del río Ohio (sur de Ohio, oeste de Pennsilvania, sur y sureste de Indiana, norte de Kentucky, etc.).

Otras fuente muy reconocida, RealClearPolitics, indica que los demócratas sólo corren peligro en dos de los estados que ya controlan, mientras que los republicanos se enfrentan a mucha mayor incertidumbre: perderían 13 escaños con seguridad, mientras que en otros 13 que ya controlan el candidato demócrata tendría posibilidades de desbancar a su contrincante republicano.

El Senado, la carrera más difícil

El Senado se compone de 100 escaños. En la actualidad, los republicanos tienen 55, los demócratas 44 y uno corresponde a un senador del Partido Socialista de Vermont.

Las elecciones de mañana afectan a 15 escaños republicanos, 17 demócratas y al escaño independiente de Vermont. Los demócratas necesitan en consecuencia arañarle 6 escaños a los republicanos para hacerse con la mayoría de la Cámara.

En caso de que republicanos y demócratas tuvieran 50 escaños cada uno, el control seguiría en manos de los primeros, ya que el vicepresidente Cheney es presidente del Senado.

Los dos partidos se juegan la victoria en sólo unos pocos estados.

En esta cámara, y según The New York Times, demócratas y republicanos estarían casi empatados (48 demócratas y 49 republicanos), con tres estados que podrían decantarse de cualquier lado y decidir el resultado de las elecciones: Misuri, Virginia y Montana.

El senador Joe Lieberman, que se presenta como independiente en Connecticut después de perder las primarias del partido demócrata en su estado por su defensa de la intervención en Irak, tiene muchas posibilidades de ganar el escaño en su circunscripción.

RealClearPolitics amplía a cinco el rango de estados que pueden decantarse de cualquier lado: además de los tres mencionados, también incluye Rhode Island y Maryland.

En cuatro de ellos esta publicación sitúa a los demócratas ligeramente por delante, lo que podría darles la mayoría del Senado.

¿Qué posibilidades tienen los demócratas?

En la historia electoral reciente de EEUU ha habido pocas elecciones con un vuelco tan grande como el que ahora necesitan los demócratas para hacerse con el control de ambas cámaras.

Sólo en 1974, después de la dimisión del presidente Nixon, y de 1994, con los escándalos del Gobierno Clinton, se produjeron cambios significativos en la composición del Congreso y el Senado.

En las de 1974, los demócratas ganaron 49 escaños en el congreso, mientras que en las de 1994 perdieron una cantidad todavía mayor, 54 escaños.

A pesar de esta última debacle demócrata, dos años después, en 1996, Clinton volvió a ganar las elecciones presidenciales, lo que da idea de la diferencia que existe entre ambas elecciones -presidenciales y legislativas- en la percepción del votante estadounidense. De cara a las próximas presidenciales, los resultados a gobernador podrían tener más importancia que la composición de las dos cámaras.

Las encuestas, como ya hemos señalado, indican que la lucha estará reñida y que los republicanos tienen posibilidad de recuperar el control tanto del Congreso como del Senado.

La cifra de participación será una de las claves fundamentales que ayuden a inclinar la balanza electoral.

Esta se sitúa generalmente en el 55% (55% del total de ciudadanos mayor de 18 años).

Una alta participación significará probablemente malas noticias para el Partido Republicano.

En las horas previas a la campaña, ambos partidos se esfuerzan por llevar a los indecisos a las urnas, especialmente los republicanos, cuyos partidarios parecen algo más desmotivados.

A este respecto, la noticia de la condena a muerte de Sadam Husein puede haber dado algo de fuelle a los republicanos, con un presidente Bush que tiene ocasión de volver a incidir en sus éxitos en materia de seguridad nacional. Para evaluar las posibilidades reales de los demócratas, y más que a las encuestas de última hora (que no siempre recogen los últimos cambios de opinión del electorado, como pudieron comprobar Carter y Kerry en las elecciones que perdieron con Reagan y Bush), habrá que estar pendiente a lo que vaya sucediendo mañana

en los estados que votan más temprano, especialmente en dos de los distritos de Indiana y Kentucky.

Lo que suceda en ellos podrá muy bien anticipar si se confirma o no la derrota republicana.

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