Lotería por adelantado

Risas, abrazos... y también muchas lágrimas. Así se vivió el sorteo de los pisos de Tabacalera, con el que 178 coruñeses han cumplido el sueño de su vida.
Los afortunados no pudieron contener la alegría y lo celebraron en el recinto con amigos y familiares.(M. Fuentes)
Los afortunados no pudieron contener la alegría y lo celebraron en el recinto con amigos y familiares.(M. Fuentes)
Los afortunados no pudieron contener la alegría y lo celebraron en el recinto con amigos y familiares.(M. Fuentes)
Lo presentaron como el acontecimiento del año en la ciudad, y así fue. El sorteo de los pisos protegidos del solar de Tabacalera logró cambiar la vida el pasado sábado a 178 coruñeses, todos aquellos que tuvieron la suerte de que su nombre y apellidos figurasen entre los números 4.638 y 5.523 (contando de cinco en cinco).

La tensión y los nervios empezaron a sentirse a las 10.15 horas de la mañana, cuando el Palacio de los Deportes abrió las puertas a todos los aspirantes. Muchos apuraban las últimas caladas de sus cigarrillos, mientras otros miraban las listas en el último momento para ver cuál era su número.

Otros se lanzaban a ocupar las 1.645 sillas colocadas para el evento, sin parar de hablar por el móvil retransmitiendo lo que iba pasando a familiares y amigos. Pero el sorteo se hizo esperar y los representantes municipales fueron recibidos entre abucheos y aplausos.

Programado para las 11.30 horas, no fue hasta 60 minutos después cuando los representantes de la Organización Nacional de Loterías vaciaron en un bombo las 8.651 bolas de todos los admitidos, ya que cientos de personas quisieron comprobar in situ que su número estaba con los demás. Y llegó el momento. Las 12.37 horas en el reloj y un número: el 4.638. De repente, se mezcla la alegría con la desilusión. Miles de personas (de los casi 5.000 que había en el recinto) se levantaron de sus asientos  al saber que no habían tenido suerte. Otros se volvían locos con la noticia. «Lo vamos a celebrar con una mariscada», gritaba José Luis Mata, uno de los afortunados, entre los achuchones de amigos y familiares. Fueron pocos los que esperaron a que el notario dijese los nombres de cada uno de los agraciados y entre los que no tuvieron suerte se comentaba lo mismo: otra vez será. El Ayuntamiento remitirá hoy la lista de los adjudicatarios a la empresa Acciona, para que sea ella la que haga el reparto final.

Todo estaba bien medido

Para evitar discrepancias sobre las vueltas que debería dar el bombo antes de sacarse el primer y único número, el Ayuntamiento decidió que fueran 11, por el mes de noviembre. Pero a esta curiosidad se sumaron otras. Nada más entrar, los asistentes recibieron en la puerta revistas de pisos e hipotecas. «Por si no hay suerte», les decían. Finalmente, ningún portavoz de la oposición acudió al sorteo.

Los que harán fiesta...

María Dolores Gantes 55 años. Ama de casa.

«Estoy temblando. ¡Es que no me lo puedo creer! Ahora mismo voy a llamar a mi marido y a mi familia para contarles lo que ha pasado. Lo vamos a celebrar por todo lo alto, porque cosas así no ocurren todos los días. Ahora vivo en casa de mis padres, y la verdad es que es una alegría conseguir una vivienda protegida. ¡No tengo palabras para explicar cómo me siento! Estoy como en una nube, y aunque todos sabíamos que nos podía tocar, nunca piensas que serás tú el que lo consiga. Es una felicidad para mí y para otras 177 personas que también lo han logrado. ¡Los felicito a todos!»

José Antonio Meijide 32 años. Trabaja en hostelería.

No ha soltado el teléfono desde que supo que su número, el 4.698, está entre los afortunados. «Estamos muy contentos, aún no nos lo podemos creer», dice su mujer, Isabel Álvarez. «Ahora ya pueden animarse a darme nietos», dice su suegra desde la fila de atrás. «No sé cómo lo vamos a celebrar, pero desde luego será por todo lo alto. Hasta ahora vivíamos con mis padres y gracias a este piso podremos plantearnos una nueva vida y tener hijos. Es una ilusión muy grande, no se puede explicar. No nos podíamos creer que nuestro número estaba seleccionado, pero ha sido una sorpresa increíble. ¡Un milagro! Y nada, ahora a seguir trabajando para pagar esa hipoteca, la de un piso que ya es nuestro. Toda una alegría».

... Y los que seguirán esperando

Francisco J. San Martín Militar. 28 años.

«Tenía el número 7.140 y he quedado bastante alejado del que salió. Vine porque nunca hay que perder la esperanza, pero lo cierto es que con tanta gente era bastante previsible que me quedase fuera de los adjudicatarios finales. Esto es como la Lotería de Navidad: hay miles de números, pero sólo unos pocos tienen la suerte de hacerse con el premio.

Desde luego, si hay otras convocatorias de vivienda protegida, volveré. Ahora vivo de alquiler y lo de comprar está bastante complicado, porque los precios de los pisos en la ciudad están por las nubes. Pero lo seguiré intentando».

María Patiño e Isidro Muñiz 46 años. Maestra; 35 años. Aparejador.

«Nos ha parecido muy injusto este tipo de sorteo. Todos los que estábamos aquí deseábamos que fuese de otra manera. Lo mejor sería que sacasen bola a bola los números de los agraciados, y no lo de sumar cinco al primer número. Yo vivo con mis padres (explica María) y la verdad es que es muy difícil meterse a un piso. Son muy caros y están lejos de los bolsillos de la mayoría de la gente. Pero no perdemos la esperanza. Esperemos que después de este sorteo vengan otros parecidos y al final podamos conseguir también nosotros una vivienda a ese precio y en una buena zona de la ciudad».

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