Juan Diego: "Nunca se habían reído tanto conmigo"

Llega al Teatro Bellas Artes de Madrid con 'La lengua madre', un texto de Millás que reflexiona sobre el lenguaje, el humor y la vida
Juan Diego
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EUROPA PRESS
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El actor sevillano Juan Diego lleva más de cinco lustros dedicados a la interpretación y, sin embargo, afirma que hasta ahora "nunca se habían reído" tanto con él. El culpable de ello es Juan José Millás y su texto 'La lengua madre', que el actor sube a escena bajo las órdenes del director Emilio Hernández. Un monólogo que reflexiona con humor sobre la palabra y la vida, y que llegará el 9 de enero al Teatro Bellas Artes de Madrid.

Una mesa de conferencias, una jarra con agua, un lápiz y una silla son los únicos elementos que acompañan a Juan Diego sobre las tablas. Su personaje es un "fulano" a quien no supieron dar nombre y que describe como "ese tío al que habría querido mucho de pequeño".

Según ha explicado en una entrevista con Europa Press, la obra se desarrolla en la conferencia que ofrece su personaje, un profesor "despistado, buena persona, tímido y con un punto de ingenuidad" que tiene un gran amor: "Las palabras".

"Su mirada sigue teniendo la perplejidad de un niño, todo lo mira así, incluso la realidad más pura y dura", apunta el actor. Por ello, durante su exposición, el "fulano" —"nunca se nos ocurrió un nombre para él"— avanza y retrocede en el tiempo, desde su infancia y el descubrimiento de las palabras, hasta la más cruel actualidad.

Cuando este personaje empezó a hablar, lo hizo en orden alfabético. Comenzó con "aborto" y a esta palabra le siguió "actriz". "¿Qué tendrán que ver?", explica el "fulano", mientras rememora la "fobia que tenía de pequeño porque sus hermanas comían garbanzos en lugar de garbanzas".

La impunidad de las palabras

Millás, como maestro de las palabras, teje un discurso en el que la coherencia del lenguaje deja en ridículo lo que Diego ha llamado "la impunidad absoluta" de quienes mienten incluso cuando no hablan.

Además, en su receta, y como es habitual en sus textos, adereza esta obra con buenas dosis de humor, según indica el protagonista de esta historia. "Millás hace trasposiciones: ¿Qué tiene que ver la cirugía con la ciruela; qué hace el váter al lado del Vaticano; y el culo un poco antes de la culpa?".

"¿Qué significa eso de los activos tóxicos, la burbuja financiera, crecimiento negativo? Cuando la gente lee la prensa, su futuro está ahí, en ese mensaje oscuro, en las páginas color calabaza suave, con gráficos que nadie sabe lo que quiere decir. Son nuevos chamanes de la economía", señala.

La cruda actualidad se cuela en esta obra a través de ejemplos como los suicidios provocados por la angustia de los desahucios. Más que una improvisación, se trata de un impulso que modifica el texto por la inercia de la sensibilidad. "El teatro se convierte en algo más de una denuncia, hay algo más allá de la comunicación con el público", precisa.

La obra, que se representará hasta el 3 de febrero, es una hora de "sorpresas" en la que el espectador "va y viene" de la mano de un "hombre simpático, a veces un poco airado", con quien se va como si fuera un flautista". "Estoy loco por repetir. Es muy agotador, pero me gusta sentirme ahí, manipular, jugar y poner trampas", afirma.

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