Lo que supone un jarro de agua fría para los vecinos, que llevan más de un año con caceroladas y recursos para que la trasladaran.La asociación vecinal considera que la planta eléctrica «es perjudicial para la salud y no tiene la licencia de actividad». Por eso, recurrió al Síndic de Greuges, para que realizara un estudio e interpuso recursos (tanto la asociación de vecinos de Patraix como la Federación vecinal). Sus acciones, por el momento, no han fructificado (los recursos siguen su curso) ni han achantado a Iberdrola. Quizá por eso, los afectados piden al Ayuntamiento de Valencia, por enésima vez, que se implique más en el caso y los apoye.