Los rebeldes sirios informaron este lunes de un ataque del ejército de Bashar al-Assad, del que dieron testimonio con un vídeo que mostraba los supuestos destrozos y muertes provocados por un ataque aéreo con bombas de racimo.

El opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos señaló que los menores perecieron por los bombardeos de los efectivos del régimen contra la localidad de Deir al Asafir. Este incidente fue confirmado también por la Comisión General de la Revolución Siria, que elevó la cifra de víctimas a diez.

Los insurgentes filtraron un vídeo que atribuyeron a una pequeña localidad al este de Damasco, sobre la que un caza del ejército sirio habría lanzado un ataque con bombas de racimo, lo que habría provocado la muerte de diez niños de diversas edades que jugaban en la calle en el momento del ataque y otros quince heridos.

Según un activista de la localidad ninguno de los muertos tenía más de quince años. El vídeo muestra a dos niñas tiradas en el suelo, muertas, con herdidas por todo el cuerpo. Las imágenes muestran también la desesperación de una mujer ante el cadáver de su hija.

El gobierno sirio negó el ataque y el uso de bombas de racimo, contra las que pesa un tratado internacional que han suscrito más de cien naciones, y aseguró que las acusaciones no tenían fundamento.

En el vídeo pueden verse también lo que parece ser la bomba matriz y las submuniciones que ésta suelta y que explotan al llegar suelo, arrasando de forma indiscriminada una amplia superficie.

Según el activista local, el objetivo del ataque podrían ser los insurgentes de la zona, pero el hombre aseguró que no se encontraban en el pueblo, sino que estaban actuando por la periferia, habiendo sólo víctimas civiles.

Human Rights Watch aseguró en un informe basado en los vídeos que proceden de la zona que se están usando bombas de racimo en el conflicto, especialmente alrededor de la ciudad de Al-Numan Maarat.

Estas informaciones no han podido ser verificadas de forma independiente debido a las restricciones impuestas por las autoridades sirias a los periodistas para trabajar.

La violencia se ha recrudecido en Siria en medio de la parálisis de los esfuerzos mediadores, que no han logrado poner fin a un conflicto que comenzó en marzo de 2011 y ha derivado en una guerra civil.