Los menores de los centros de acogida extremeños piden a la sociedad que les trate como "niños normales"

Los menores que residen en los centros de acogida (CAM) del Gobierno extremeño se muestran como personas "normales", con "aspiraciones" y "agradecidos" por la atención recibida, pero reivindican también "respeto" a la sociedad porque a veces se piensa, "erróneamente", que están en estas instalaciones porque han hecho "algo malo" o han cometido "algún delito".

Los menores que residen en los centros de acogida (CAM) del Gobierno extremeño se muestran como personas "normales", con "aspiraciones" y "agradecidos" por la atención recibida, pero reivindican también "respeto" a la sociedad porque a veces se piensa, "erróneamente", que están en estas instalaciones porque han hecho "algo malo" o han cometido "algún delito".

Esto es lo que expresa una niña de 12 años que vive en el centro 'Valcorchero' de Plasencia, que junto a otros muchos compañeros ha dado a conocer sus impresiones gracias a una iniciativa de la Dirección General de Política Social y Familia de Extremadura con motivo de la celebración, el 20 de noviembre, del Día Universal de los Derechos de la Infancia.

En el mismo sentido se manifiesta también una chica de 16 años que reside, desde que tenía 8, en el centro 'Isabel de Moctezuma' de Caminomorisco. "Soy normal, una más, y como tal deseo ser tratada tengo derecho a ello", reivindica esta joven.

Lamenta que comentarios hirientes, miradas de desconfianza y susurros sobre su persona forman parte de su día a día y, aunque no se considera una "extraterrestre", ésa es la sensación que dice que tiene cuando sale del centro y se enfrenta "a la sociedad", informa el Gobierno regional en nota de prensa.

Otra joven de su misma edad, pero que habita en el centro 'Francisco Pizarro' de Trujillo, lamenta que tenga que dar explicaciones a profesores y niños porque creen que por estar en un centro de acogida de menores son "delincuentes".

Muestras de agradecimiento

Pero todos los menores que han participado en esta iniciativa también agradecen lo que han encontrado en estas instalaciones, que se han convertido en su otro hogar y en su otra familia.

FELICIDAD

Como dice uno de los niños del 'Antonio Machado' de Mérida, este centro le ha aportado "mucha felicidad" y le ha dado la "oportunidad de levantar la cabeza" y demostrarse que vale para formarse y crear su "propio futuro". "Les agradezco todo lo que han hecho por mí, por acogerme, vestirme, alimentarme y sobre todo por la educación que me han aportado", ha indicado.

Los más pequeños del centro 'San Juan Bautista' de Badajoz definen a este lugar como "una casa muy grande" en la que los adultos les cuidan les llevan al colegio, les ayudan a hacer las tareas, les cuentan cuentos, les dicen que hablen bien y no digan "palabrotas".

"Por la noche nos tapan con las mantas y nos dicen que sonriamos a los angelitos", afirman estos niños, a los que también visita el ratoncito Pérez cuando se les cae un diente.

"No se pasa tan mal como piensa la gente, porque aunque no veas a tu familia, nosotros sabemos que nos quieren mucho", señala otra niña del centro 'Valcorchero' de 11 años, mientras que uno de sus compañeros, un año menor, confiesa que aquí se siente como en su casa y "además, las comidas están buenísimas".

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