‘Chaparrón’ de rumbas y sevillanas

En feria ya se baila: De las clásicas al loco ritmo de Las Supremas de Móstoles.
Mamás, hijas, amigas, primas y hermanas  bailan en esta feria.
Mamás, hijas, amigas, primas y hermanas  bailan en esta feria.
Imagenius Info / Caco Rangel
Mamás, hijas, amigas, primas y hermanas  bailan en esta feria.
Lentas, rápidas, clásicas, corraleras, rumberas, rocieras, románticas, nostálgicas, solidarias... Si pisa la feria las escuchará, las bailará y las acompañará con palmas. Son las sevillanas, un género que se recicla y actualiza cada feria. Este año, si quiere cantar los estribillos más novedosos y que más gustan, tome nota.

Sonarán Las Supremas de Móstoles, mucho de rebujito clásico y flamenco jondo de profesionales contratados y aficionados que se arrancan.

María del Monte, la reina del género, estrena disco. Su tema estrella: Un chaparrón, chaparrón. El Mani, otro gran clásico, llega con Amores nuevos.

Los clásicos

Los Marismeños, Los Romeros de la Puebla, Ecos del Rocío y Ecos de las Marismas se resisten a retirarse. Por ello han recopilado en un CD antológico sus temas históricos. Así, Amigos de Gines siguen con Sueña las margaritas, El adiós o Desde Cai a Sevilla.

Los sevillanos volverán a cantar a Sevilla, a Andalucía, a la vida, al amor y al desamor. José de María, que estrena disco, en cambio, le canta a las marismas del Odiel, al tiempo y a la verdad. Un toque metafísico y más profundo.

Con más ritmo

Las rumbas más marchosas las pone ya Raya Real, con El tacón. Los del Guadalquivir, Manuel Horta, Pepe Pepito, Manolo Melado, Las Carlotas y María de la Colina son quienes traen los ritmos más frescos.

Ahora, si lo que quiere es corralear, pinche Plaza Nueva. El grupo ha recuperado viejas glorias, como La tiré al pozo, María la morena o Que no se leer. ¿Le suenan? Pues claro, son las sevillanas que todos se saben porque no pasan de moda.

Apunte histórico

No es un palo flamenco: Las sevillanas, genero original de Sevilla, se cantan y se bailan según la estructura de las seguidillas. Tiene sus inicios en el siglo xix en las escuelas de boleros de la ciudad y no se consideran como un palo flamenco.

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