Abracadabra...

Cuento tradicional de Escocia.
Coge tres manzanas y haz malabares o, mejor, hazlas desaparecer. Es complicado, ¿no?
Un matrimonio de pescadores encontró en el mar a un recién nacido. Como no tenían hijos, se quedaron con él y lo llamaron Calum.

Calum creció y se convirtió en un buen pescador. Un día, una nave de mástiles de oro llegó hasta el puerto. Del barco saltó un hombre (en realidad, un brujo) que llevaba unas bolas con las que hacía malabares.

«¿Te gustan mis trucos?», le preguntó a Calum.

«Sí, y me gustaría aprender», respondió el chico.

El brujo prometió a los padres de Calum que le enseñaría todo tipo de trucos si le dejaban embarcar con él. Y así fue. Calum aprendió el manejo de los malabares con maestría. Pero había pasado más de un año y sus padres nada sabían de él.

Hasta que el padre de Calum vio el barco del brujo en el puerto. Subió, pero no había nadie. Recorrió todo el bosque en busca de su hijo, hasta que llegó a un extraño castillo. El brujo lo condujo hasta una torre donde había catorce palomas y le dijo que tenía que adivinar cuál de ellas era su hijo. El pescador miró a las palomas con tanto amor que sus ojos comenzaron a derramar lágrimas sobre las alas de éstas, y entonces... ¡Oooooh! –¿milagro o truco?–: Calum recuperó su forma de mortal. El chico convirtió al brujo en una rata y se marchó, feliz, con su padre.

Todos sabemos que ‘lo desconocido’ es muy atrayente, pero no por ello tenemos que abandonar nuestras vidas.

Próximo viernes: 39/El aprendiz de pirata

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