Su pasaporte al reconocimiento y la popularidad fue Celda 211, por la que ganó el Goya al actor revelación. Desde entonces, no le han faltado las ofertas. El actor argentino Alberto Ammann, después de Lope (2010) y Eva (2011) vuelve a la gran pantalla protagonizando el thriller Invasor, dirigido por Daniel Calparsoro. Interpreta a un médico militar que después de sufrir un accidente durante una misión en Irak regresa a su hogar, con su esposa e hija, en tierra gallegas. Pero el gobierno desea silenciarle, por las buenas o las malas, a causa de un comprometido incidente sucedido en Irak. Invasor, que cuenta en su reparto con Karra Elejalde, Antonio de la Torre e Inma Cuesta, tiene previsto estrenarse el 30 de noviembre.

¿Qué cualidades destacaría de Pablo, su personaje?

Me gustó que fuera una persona que no claudica y que defiende su coherencia e integridad sobre todo. Que fuera testarudo y no se resignase. Cualidades que admiro. Cuando leí el guión, admiraba al personaje de Pablo.

Aceptar un dinero y callar o arriesgarlo todo para denunciar una atrocidad: ¿Qué haría en el dilema del protagonista?

Es complicado. El miedo podría paralizarme en una situación tan grande. Me gusta pensar que haría lo mismo que Pablo, que tendría el coraje para hacerlo.

¿Qué fue lo más complicado en el rodaje?

Sostener el cansancio físico que tenía. Llegó un momento que entre las agujetas, el dolor físico y el agotamiento era complicado mantener la concentración. Y Pablo requería de escenas de acción, también más interiores. Es un personaje que está muy perdido en su mente, muy mareado.

A Karra Elejalde se le ve siempre muy suelto, muy divertido ¿Cómo es tenerlo como compañero de rodaje?

Genial, y hemos tenido muchas charlas al igual que con Inma (Cuesta). Trabajando le da muchas vueltas pensando como tratar el personaje. Y para Karra Elejalde fue vital no juzgar su personaje, era alguien que estaba para lo que estaba, para defender también sus creencias, como él dice, para “limpiar la mierda” y defender la Patria. Mi personaje también, pero en otro plano opuesto.

El thriller le da suerte, su gran salto fue con Celda 211.

El thriller de acción o psicológico me gusta. Hay algo que siempre me han gustado de las tramas de suspense y que ya veía desde pequeño aunque no las entendiera entonces muy bien.  Celda 211 fue un regalo, iba a decir de los dioses, pero no, de Daniel Monzón y su equipo

¿Cómo es trabajar con Daniel Calparsoro?

Es muy honesto y maravillosamente sincero. Tiene una manera de dirigirte muy cercana, te habla en tono suave. Nunca te saca la mirada de los ojos, te da una confianza absoluta. Es muy serio pero también tiene un humor increíble. Y ahora repito de nuevo con él.

Y repetirá en la película Combustión.

Estamos ya rodando. Feliz de volver a rodar con Daniel.

Thriller, ciencia-ficción en Eva, romanticismo aventurero e histórico en Lope,… personajes variados.

Estoy muy agradecido por esta variedad. Y la gran suerte que tengo es terminar un rodaje y enseguida empezar otro.

¿Le llegan muchos guiones para encasillarle como galán?

No tantos. Por suerte, me van tocando como personajes curiosos. “Calzones” (de Celda 211) era de lo más normal y corriente y le ocurre una tragedia griega. Lope era muy excéntrico y me tocó visitar la etapa de su juventud, antes de convertirse en Lope el escritor y fue una exploración para mí incluso artística, viendo pinturas, trabajando con los brazos, las posturas el acento. Y en Eva el mío es un personaje que está a la sombra de todo, de su hermano, de la mujer a la que ama, de la Universidad en la que trabaja.

¿Cómo se vive la crisis desde dentro con el aumento del IVA en las salas de cine y la disminución de las subvenciones?

Es una mala estrategia. En tiempos de crisis debe facilitarse el desarrollo de la cultura, y no creo que esto tenga que ver con más inversiones de dinero. He visto jóvenes, y no tan jóvenes dedicándose al arte y a la cultura, que si tienen ciertas pequeñas ayudas oficiales, por ejemplo, por parte del ayuntamiento o diputaciones, pueden hacer muchísimo. La subida del IVA es un despropósito que atenta contra la cultura. Y hay una equivocación porque si no generas tampoco vas a facturar. Vas a contraer deuda y luego vas a tener que pagar los intereses. Y los intereses por una deuda es una de las mayores estafas de la historia de la humanidad.