Expectativas a medias en Sitges para ver El hombre de las sombras. Por un lado estaba el gancho de su protagonista principal, una Jessica Biel que además está implicada en la película como productora ejecutiva; y por otro lado representaba el nuevo trabajo como director del francés Pascal Laugier, cuya impactante Martyrs —no estrenada en España— figura entre los recientes clásicos del cine de horror.

Y aclaro lo de “a medias” porque El hombre de las sombras también significaba la primera incursión de Laugier en una película rodada en lengua inglesa, una coproducción entre Estados Unidos y Canadá, y contando con una estrella hollywoodiense como es Jessica Biel. Por lo que quizá debía esperarse que hubiera rebajado el nivel de riesgo y personalidad artística, diluyéndose en una obra más convencional, más digerible comercialmente.

A ello cabe sumarle la tibia recepción del film a su paso por varios festivales, o la pobre distribución que ha tenido internacionalmente, en algunos países con una exhibición fugaz en salas de cine o directa al mercado doméstico de DVD y Blu ray –caso de Estados Unidos-.

El hombre de las sombras, cuyo título original es The Tall Man, es decir, El hombre alto –algo así como la variante anglosajona a El hombre del saco-, efectivamente decepcionará a los seguidores de Martyrs. No es una propuesta tan visceral, perturbadora, gore y abierta a polémicas. Pero tampoco es la película convencional y previsible que podría esperarse sobre todo teniendo en cuenta su pésima distribución internacional.

En cuanto a la historia, sólo unos breves apuntes. Su personaje central, Julia Dunning (Jessica Biel), ejerce de enfermera de un pequeño y olvidado de la zona norte de Norteamérica; su difunto esposo era también médico de la localidad y además un ciudadano muy apreciado por sus vecinos e implicado en los problemas de éstos.

El otro dato a tener en cuenta es que Cold Rock vive en la miseria desde que hace 6 años cerró su principal fuente de ingresos, las minas. Desde entonces las familias apenas pueden subsistir. Un contexto que se ha ido agravando desde que, coincidiendo prácticamente con el cierre de las minas, un hombre misterioso —"El hombre alto” del título—, secuestra a niños de la población. Éstos desaparecen sin dejar rastro y nunca más vuelve a saberse de ellos. El hijo de Julia Dunnig será el siguiente.

Pascal Laugier, que este jueves estará en Sitges, imprime su estilo de calidad, muy por encima de la media: bien rodada, bien estructurada, bien planificada. Un producto de buen acabado. Pero, especialmente consigue mantener el interés del que podría haber sido una historia rutinaria y anodina gracias a un sorprendente giro argumental que desconcierta en un principio, que mantiene la tensión e intriga y cambia por completo la percepción del argumento y de la protagonista que teníamos hasta el momento.

Puede que en el fondo, su guión sea menos consistente del deseado, pero sus trampas nos ofrecen al mismo tiempo una película de lo más efectiva y entretenida. Cine comercial de género digno.