El que peor parado resultó fue el propietario del número 11. Calcula que de su casa se llevaron más de 6.000 euros. Al parecer, los ladrones saltaron el muro que protege el chalé y se adentraron en la vivienda después de romper con una piedra una de las ventanas. En este inmueble se llevaron jamones, vino y varias botellas de alcohol, además de aparatos electrónicos. En otra, la Policía cree que se echaron la siesta después de haber comido un poco más de chorizo. También intentaron entrar en un cuarto edificio, aunque no pudieron acceder al interior.
Los vecinos, según publica El Norte de Castilla, reclaman ahora «más seguridad» para evitar robos como los que se produjeron el pasado martes.
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