El vuelo realizaba el trayecto entre Tirana (Albania) y Estambul (Turquía). Fue secuestrado a las cuatro de la tarde mientras sobrevolaba Grecia y escoltado por dos cazas al aeropuerto militar de Brindisi, en Italia.
Una vez en tierra, el secuestrador, al parecer, un desertor del Ejército turco, explicó sus exigencias: transmitir su mensaje a cambio de la liberación de los pasajeros y la tripulación. La Policía cree que consiguió hacerse con el control del avión usando un paquete que hizo pasar por una bomba y amenazar así a los pilotos.
Según el Gobierno italiano, el asaltante no iba armado y en ningún momento quiso hacer daño a nadie. Tras cuatro horas de incertidumbre, decidió liberar al pasaje y entregarse.
Ha pedido asilo
El secuestro se resolvió pacíficamente y sin heridos. El secuestrador ha pedido asilo político a Italia. Uno de los pasajeros, un periodista albanés, aseguró que nadie se enteró del secuestro hasta que no aterrizaron en el aeropuerto de Brindisi y las azafatas les informaron. Apenas pudieron ver al asaltante, que llevaba chándal y gorra, ya que siempre estaba en la cabina de los pilotos.
El Vaticano, por su parte, aseguró ayer que el viaje del Papa a Turquía, que durará tres días, sigue en pie.
Un polémico discurso
Para la comunidad musulmana, las palabras del Papa ofendían a Mahoma y al islam. Aunque Benedicto XVI pidió disculpas y aseguró que su discurso fue malinterpretado, las protestas no han parado desde entonces, algunas de ellas salpicadas de sangre, como el asesinato de una monja italiana en Somalia. Incluso, la Unión Mundial de Ulemas (sabios) Islámicos organizó «un día de ira» contra el Papa, «el último eslabón de una cruzada».
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