El ex presidente del Gobierno español José María Aznar advirtió el lunes en Lima de la amenaza del "islamofascismo", término de nuevo cuño que usó para definir al terrorismo islámico, y afirmó que el régimen cubano es "una tiranía caduca y sanguinaria".

Según Aznar, el terrorismo islámico "no es ajeno al nacionalsocialismo y al comunismo", planteamiento que le valió para definir este fenómeno como "islamofascismo" y arremeter contra el comunismo que, a su juicio, "sigue siendo cortejado por intelectuales de izquierda".

"Haríamos bien en tomar en cuenta esas nuevas amenazas, lo vemos en el resurgir de las utopías comunistas, es más que inquietante que en esta región (Latinoamérica) se empeñen en construir el socialismo del siglo XXI cuando vemos las desgracias que ocasionó en el siglo XX", matizó.

"Esto ha ocurrido en este continente", agregó el dirigente conservador en una nueva referencia a América Latina, al alertar de que "los enemigos de la sociedad abierta han visto una oportunidad que podrían aprovechar ante la ofensiva del islamofascismo".

El dirigente conservador puso como ejemplo el hecho de que seguidores de Hizbolá enarbolaran recientemente pancartas en Líbano de "un determinado dirigente latinoamericano", en alusión al venezolano Hugo Chávez.

Explicó que la expresión "islamofascista" es "correcta" para "designar a la ideología que mueve a los terroristas del 11 de septiembre (en los Estados Unidos) o a los que han sembrado de sangre las calles de Estambul, Bagdad o Afganistán".

El ex presidente Aznar no se refirió expresamente a los atentados del 11 de marzo de 2004 en los trenes de cercanía de Madrid, que causaron casi 200 muertos y están atribuidos, en el sumario judicial, al terrorismo de origen islamista.

Castro: "Una tiranía caduca"

En otro pasaje de su discurso, calificó el régimen de Fidel Castro como una "tiranía caduca y sanguinaria" y pidió apoyos para la disidencia cubana.

También censuró a Occidente por su actitud antes de los atentados del 11 de septiembre del 2001, en referencia a la guerra de los Balcanes o el genocidio africano.

En este sentido, dijo que "Occidente reaccionó con tibieza, perezoso y con miedo a defender con decisión sus principios y sus valores (...). No era una opción valiente, pero era cómoda".

"Lo que tenemos que hacer es tener la determinación para derrotar a nuestros enemigos utilizando las herramientas que tenemos a nuestro alcance", agregó.