Durante el chaparrón sirvió todo para no mojarse: bolsas de plásticos de colores, pañuelos y hasta bolsos fueron improvisados gorros de lluvia. Los más previsores sacaron el impermeable y el clásico paraguas. Es evidente que el viento, que marca la llegada del otoño, nos despista en cuanto a vestuario. Sólo hay que mirar la foto: rebecas por arriba y sandalias en los pies. ¿Cuánto queda para los abrigos?.
La moda de otoño llega a las calles de Sevilla
La lluvia sorprendió ayer a muchos sevillanos.
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