Las ciudades españolas que han apostado por la "inteligencia" para ser más habitables, sostenibles y eficientes combaten la crisis buscando la colaboración de empresas privadas, que hacen de sus calles un campo de pruebas tecnológico, con proyectos novedosos que, además, persiguen hacer felices a los ciudadanos.

En los últimos años, casi todas las ciudades españolas se han sumado al uso de alguna tecnología puntera para, por ejemplo, hacer posible la conexión a Internet, por wifi, en plena calle, realizar trámites municipales desde casa o que se pueda conocer a través del móvil cuánto tiempo tardará en llegar el autobús.

Pero la crisis económica ha irrumpido en medio de esa apuesta por el avance tecnológico y ha obligado a los ayuntamientos a confiar sus proyectos a las empresas privadas, que ven en la "inteligencia" de las ciudades un filón económico a explotar.

"Se ha abierto un sector que está destinado a crecer en los próximos años", explica a Efe Rafael Acharrandio, director del análisis que la consultora IDC ha publicado sobre este tipo de urbes. España, apunta, "está empezando a entrar" en ese mercado incipiente pero, aunque queda "mucho camino" por recorrer, también tiene "muchas ideas" que exportar.

El director de la agencia de I+D de Valladolid, Modesto Mezquita, también aboga por fomentar la colaboración entre empresas y administraciones, y más ahora, cuando los ayuntamientos ven muy limitada su capacidad de inversión. Por ello, apuesta por "diseñar proyectos que tengan un valor añadido" y buscar "puntos comunes" en los que "todo el mundo gane".

La "smart city" (ciudad inteligente) Valladolid-Palencia, que nació hace dos años, ya cuenta con 50 colaboradores, entre ellos empresas como Acciona, Telefónica o Iberdrola, que buscan, por ejemplo, gestionar la energía de un pabellón polideportivo con las nuevas tecnologías o atender a los ciudadanos mediante un sistema de vídeos.

También pionera en movilidad sostenible, Valladolid oferta aparcamiento gratuito en zonas azules a los vehículos eléctricos, para los que ha repartido por toda la ciudad 34 puntos en los que, además, pueden recargar sus baterías.

Por esta y otras iniciativas, Valladolid encabeza, junto con Burgos, el grupo de trabajo de movilidad urbana sostenible de la Red Española de Ciudades Inteligentes, plataforma que se creó en junio pasado y que engloba a 25 municipios que tienen el objetivo común de impulsar su progreso desde la innovación y el conocimiento.

Y aunque la mayoría de las ciudades no cuenta con un presupuesto específico para su conversión en urbes inteligentes, el gerente del Ayuntamiento de Pamplona, Juan Vicente Valdenebro, aspira a que con "menos dinero" se pueda ofrecer un servicio más "eficiente", según explica a Efe.

En colaboración con las empresas FCC y Ros Roca, la capital navarra ha instalado un sistema de recogida de basuras que permite que los camiones no tengan que pasar por el centro de la ciudad.

Los ciudadanos depositan los residuos en unos buzones de recogida selectiva, pero después los desechos se centralizan -mediante 6,5 kilómetros de tuberías- en un vertedero semisoterrado. "Así se evita el espacio de los contenedores y las molestias como el ruido o los olores", indica a Efe el gerente municipal.

Pamplona también lidera la gestión electrónica con iniciativas como la que permite a los ciudadanos realizar 140 trámites municipales sin moverse de casa, a través del ordenador, una apuesta que permite a las arcas municipales ahorrar seis millones de euros. "El ayuntamiento está abierto 24 horas al día y los 365 días del año a través de Internet", explica Valdenebro.

Además, los pamploneses pueden seguir "en streaming", también desde la comodidad de su casa, los plenos municipales o pedir una entrevista con sus concejales de forma on-line.

Barcelona es también puntera en "inteligencia" urbanística, hasta el punto que ha conseguido situarse en segunda posición, por detrás de Málaga, en el ránking de las ciudades más "listas" de España. La Ciudad Condal no tiene una consignación económica específica para este tipo de proyectos que, en cambio, condicionan todos los ámbitos del Gobierno municipal, explican a Efe desde su ayuntamiento.

La capital catalana se ha aliado con empresas privadas para impulsar proyectos como el de Cisco Systems -uno de los líderes en operativa de redes para Internet-, que creará un centro de innovación y competencia que generará en torno a mil empleos.

Barcelona está también decidida a ahorrar en energía y por ello ha puesto en marcha un proyecto piloto de iluminación que, a través de detectores del movimiento, hace posible que el alumbrado público sólo se encienda cuando pasa un ciudadano.

Y en ese afán por buscar empresas con "ideas" y con interés de negocio para que la "inteligencia" salga más barata, el alcalde, Xavier Trías, ha asegurado incluso que si le llega una buena oferta para implantar un sistema de alquiler público de motos eléctricas, el ayuntamiento estaría encantado de analizarla porque encaja en los planteamientos de "smart city" de la ciudad.

Pero por el momento Málaga es la ciudad más "inteligente" de España. Su alcalde, Francisco de la Torre, concibe su proyecto de "smart city" como una "inversión" más que como un "gasto", y aspira a disminuir la emisión de CO2 y a reducir en más de un 20 % el consumo energético fomentando el uso de energías renovables en un proyecto con Endesa.

Málaga fue una de las primeras ciudades en instalar paneles de información sobre el paso de los autobuses municipales, y ahora es también de las primeras en facilitar telecontadores que acaban con las facturas estimadas y conciencian a los ciudadanos sobre cómo consumir menos energía.

El alcalde admite a Efe que hay menos presupuesto y que en los tiempos que corren se deben "ajustar" las políticas internas, pero asegura que Málaga seguirá apoyando su estrategia de convertirse en la "ciudad vanguardia" en TIC. Y ello requiere más colaboración que nunca con las empresas privadas, destaca.

Desde la consultora IDC explican que esa será la tendencia del futuro: hacer más habitables, modernas y cómodas ciudades centenarias que tienen que seguir resolviendo los problemas de sus ciudadanos.