Dos de los grandes nombres femeninos de la danza flamenca, Sara Baras y Eva Yerbabuena, aterrizan esta semana con sus compañías para presentar sus nuevas obras.

La primera deja atrás los fuertes personajes femeninos (Mariana Pineda o Juana la Loca) para montar un espectáculo que gira en torno al sentimiento.

Sara vuelve a derrochar su energía habitual –"el flamenco te obliga a no dejarte ni una gotita de sudor para el día siguiente"– y baila por tarantos, por martinetes e incluso una bulería –que lleva el nombre de su madre, a quien está dedicado el montaje–.

Le acompañan sobre el escenario, además del cuerpo de baile, dos artistas invitados: Luis Ortega, que baila una seguiriya con castañuelas, y José Serrano, que recupera un elemento hoy semiolvidado, el sombrero cordobés.

A pocas calles de distancia, Eva Yerbabuena inaugura la temporada del Teatro de la Zarzuela, en su 150.º aniversario, con el estreno absoluto de su última obra:  El huso de la memoria, a la que seguirá la semana próxima A cuatro voces, premiada este año en los Max.

Eva se hace acompañar de nueve bailarines y nueve músicos (entre ellos, dos de contemporáneo y su marido, el guitarrista Paco Jarana), en un programa que huye de los tonos negros habituales, en el que abundan las saetas y que echa mano de los recuerdos de infancia de la propia Eva.

Parecidos razonables

Sara es de Cádiz y todo alegría, Eva se crió en Granada y es más amiga de la melancolía. Pero tienen mucho en común: las dos son menudas, tienen casi la misma edad (35 Sara y 36 Eva), no son gitanas, tienen su compañía, coleccionan premios y pasean su duende por los escenarios de todo el mundo.