Berlín, febrero de1945. El régimen nazi llega a su ocaso, y entre los destrozos de la guerra, un trapecista español, prófugo del ejército republicano, toma a su cargo a un grupo de artistas retirados, viejas glorias el circo, para tratar de escapar de Alemania.

Así arranca Mientras duermen los murciélagos, una novela de Emilio Aragón Bermúdez —Miliki para la mayoría—,  que a sus 82 años vuelca sus vivencias en el mundo de las carpas en una historia ficticia situada en un inusitado escenario y no exenta de buen humor.

Suele ser bastante común que un personaje popular escriba sus memorias o autobiografía. Puede, incluso, atreverse con manuales de cocina, de ejercicios o de dietas. Pero no son tantos los que se atreven a sumergirse en el mundo de la literatura. 

Para Emilio Aragón, este es su segundo salto al trapecio de la novela, en el que ya se bautizóen 2008 con La providencia, sobre un militante de la guerrilla en la revolución cubana, que entonces firmó con el seudónimo Emilo A. Foureaux.

El que sí que ha perdido su virginidad literaria es eldirector de cine Julio Medem (Vacas, Lucía y el sexo,Los amantes del Círculo Polar). Su primera novela, Aspasia, la amante de Atenas, supone un viaje en el tiempo a la edad de oro de la Grecia Clásica para detener su mirada en una mujer olvidada.

Aspasia de Mileto fue amantede Pericles y amiga de pensadores como Sócrates, Anaxágoras, Platón y Fidias. Plutarco escribió de ella: "Era capaz de dirigir a su antojo a los principales hombres del Estado y ofrecía a los filósofos la ocasión de discutir con ella en términos exaltados y durante mucho tiempo".

Medem extrae de la legendaria historia de la joven milesia temas de actualidad como la democracia en conflicto, la relación entre el poder político y el económico, y el papel de la religión.

Políticos corruptos manejados por banqueros dispuestos a vender España al mejor postor. Esta es la trama de Simpatía por el diablo, un thriller que se gestó hace dos años.

¿Por qué escribir una novela?

Me harté de las cosas que estaban pasando, de que nos traten como retrasados. Pensé que una forma de aportar algo era escribir un libro, y expresar lo que yo pensaba.

Su libro ha sido profético, adelantó lo ocurrido con Bankia.

No ha sido profético, hace tiempo ya se decía que iban a caer grandes bancos españoles, así que no me sorprendió cuando pasó lo de Bankia.

¿Con este panorama, qué final atisba, almenos en su novela?

Termina de una forma ligeramente optimista. No es lo peor que hemos vivido.

¿Se reconoce su mano?

Las buenas personas que me hayan seguido en el cine descubrirán cosas mías aquí.

¿Le ha resultado difícil la novela?

Sí, sobre todo al principio. Al escribir guiones tienes la imagen por delante, y en la novela me costó dar la voz interior de los personajes.

¿Volverá a escribir?

Sí, otro thriller. Ha sido una buena experiencia.

Diplomático reconvertido Fernando Schwartz es el mejor ejemplo de un profesional reconvertido con éxito a escritor. Después de ejercer como diplomático primero y presentador de televisión después, se ha consagrado a la escritura, área en la que ha sido galardonado con el Premio Planeta y el Premio Primavera de Novela.

El también televisivo Boris Izaguirre igualmente ha gozado de las mieles del éxito con sus novelas, una de ellas finalista del Premio Planeta, aunque no ha renunciado del todo a la pequeña pantalla.

Por su parte, el director de cine Guillermo del Toro cuenta con una trilogía en su línea de terror fantástico, Nocturna; y Julián Contreras, hijo de Carmina Ordoñez, tiene su propio club de fans gracias a La pluma de la verdad, una aventura de espíritu nipón.

Otras novelas de famosos han tenido una acogida muy dispar, como Los caracoles no saben que son caracoles, de la presentadora Núria Roca; Corazón de indio, una historia juvenil de la periodista Nieves Herrero o Que la muerte te acompañe, del siempre polémico RistoMejide.

Los que ya han desaparecido de los catálogos son Perséfone y Bajo mi piel, títulos firmados por Ricardo Bofill Vergano; Sin límite, un thriller político de Santiago Belloch, o Toda la soledad, la intentona de Marina Castaño por seguir los pasos de su difunto esposo. Sí persiste en las librerías un curioso título: El loro en el limonero, del batería de Génesis Chris Stewart.

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