El ilustrador Fernando Vicente ilumina y actualiza una edición del 'Manifesto comunista'

Una de las ilustraciones de Fernando Vicente para "El manifiesto comunista"
Una de las ilustraciones de Fernando Vicente para "El manifiesto comunista"
Fernando Vicente / Nórdica Libros
Una de las ilustraciones de Fernando Vicente para "El manifiesto comunista"

Las palabras rescate, finanzas (o financiero) y no aparecen ni una sóla vez en El manifiesto comunista. Banco y crédito figuran solo una, en el mismo párrafo: "Centralización del crédito en manos del estado por medio de un banco nacional con capital estatal y monopolio exclusivo". Es una de las medidas inmediatas que Karl Mark y Friedrich Engels, los redactores de la proclama, proponen que adopte el futuro poder proletario que auguran para las naciones occidentales.

El manifiesto..., publicado por primera vez hace 164 años, el 21 de febrero de 1848 en Londres, no es un resto del naufragio ni una pieza para almacenar en el desván. El escritor y crítico Manuel Rodríguez Rivero lo explicaba mejor que nadie en una reciente reseña: "Si creen que su contenido es pura arqueología, reléanlo sin prejuicios. Comprobarán que, como les sucede a todos los clásicos, es una obra que nunca termina de decir lo que tiene que decir".

Ilustraciones tremendas

En la dinámica editorial independiente Nórdica piensan lo mismo. Por eso acaban de poner en la calle El manifiesto comunista (136 páginas, 18 euros) en una flamante edición traducida por Jacobo Muñiz y, sobre todo, acompañada por el seguro valor añadido de unas ilustraciones tremendas del dibujante, pintor, portadista y diseñador gráfico madrileño Fernando Vicente (Madrid, 1963).

Las ilustraciones y collages de Vicente, uno de los artistas gráficos españoles con más proyección internacional —ha ganado tres premios de la Society for News Design por su trabajos para el diario El País— hacen lo suyo para contribuir a iluminar y actualizar el libro que todavía es considerado por muchos como ideario y programa político pese a la labor de desgaste del tiempo.

Además de algunas piezas, de aire sovietizante, sobre la explotación y cosificación del proletariado, el artista se ha centrado temátiamente en un matiz que en estos días aciagos de eufemismos políticos para encubrir la avaricia y el descontrol financiero nos suena a todos: el poder desmedido del capital y el dinero.

De dolorosa actualidad

Una máquina tritura-humanos que fabrica billetes, una mano que exprime medio globo terrestre como si tratase de un cítrico, pasando por un temible hombre mecánico de cuya boca emerge dinero, un gargantuesco personaje de corbata y chaleco que come puñados de seres humanos que están apiñados en un plato, un capitalista que pisotea España y escapa... Las más de veinte planchas de Vicente, que juegan con el blanco y negro y el rojo, son de dolorosa actualidad.

"No estamos ante un panfleto sino ante un clásico del pensamiento occidental que ha llegado a ser el libro más difundido tras la Biblia y cuyos planteamientos deben ser conocidos, pues han encarnado los sueños de millones de personas y son parte fundamental de la historia del movimiento obrero", dicen desde la editorial. "Es además un texto de gran valor literario y, con el impresionante trabajo gráfico de Fernando Vicente, el mejor acceso a la obra filosófica y política de Karl Marx".

El ilustrador —que mantiene un blog en el que publica cada una de las obras en las que trabaja— colabora en medios españoles y extranjeros, ha editado los libros Las pin-ups de Fernando Vicente (2004), Literatura ilustrada (2007), Portadas (2010) y Universos (2011). Su serie más reciente como pintor es Venus.

El manifiesto comunista fue encargado a Marx y Engels por la Liga de los Comunistas alemana. Los autores escribieron una proclama que esboza el ideario para desarrollar el comunismo. Aunque en algunos aspectos resultó muy poco ajustado al futuro (no hay ninguna referencia, por ejemplo, a la degradación ambiental provocada por el capitalismo), en otros se mantiene vigente.

s Un ejemplo por medio de una cita textual: "La propiedad privada está abolida para las nueve décimas partes de sus miembros; existe precisamente porque no existe para esas nueve décimas partes. Nos reprocháis, pues, que queramos abolir una propiedad que presupone como condición necesaria la falta de propiedad de la inmensa mayoría de la sociedad".

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