Las posibilidades de desarrollo de la demencia en la última parte de la vida ha sido calculada por primera vez en un nuevo estudio que subraya los cambios de vida necesarios para reducir los riesgos.

Utilizando factores como la presión sanguínea, la obesidad y los niveles de colesterol en 1.400 personas (finlandeses, especialmente) durante los años 70 y 80, los científicos han sido capaces de predecir, con un 70% de fiabilidad, los síntomas de demencia veinte años después.

El estudio, generado en el Ageing Research Center de Estocolmo (Suecia), se desarrolló para promover entre la gente los cambios de estilo de vida necesarios para su protección.

El estudio encontró que las personas obesas, con la presión arterial o los niveles de colesterol altos son más proclives a desarrollar demencia a partir de los sesenta años.

La autora del estudio, Miia Kivipelto, afirma en la revista Lancet Neurology que con uno cualquiera de estos factores de riesgo, una persona duplica sus posibilidades de desarrollar demencia; si la persona manifiesta los tres factores, sus posibilidades aumentas seis veces.

"Sabíamos desde hace tiempo que controlar el colesterol, la presión arterial y la obesidad previenen las enfermedades de corazón -afirma la doctora Kivipelto- pero ahora ya no es sólo el corazón lo que podemos proteger, sino el cerebro".

El estudio pretende desarrollar una especie de herramienta práctica para predecir el riesgo de demencia en la tercera edad, hallando que existen varios factores de riesgo realmente modificables.

Los factores identificados son los mismos relacionados con las enfermedades del corazón, pero poca gente sabe que puede reducir el riesgo de padecer demencia al mismo tiempo que reduce el riesgo de tener problemas cardíacos simplemente cambiando sus hábitos de vida.