Las temperaturas de este mundo son gélidas, alrededor de 180 grados bajo cero, por lo que el agua se encuentra completamente congelada. Sin embargo, las imágenes tomadas por la sonda Cassini (en órbita desde julio de 2004) reconocieron estos cauces sobre su superficie.
La explicación, según este estudio que hoy se publica en la revista científica Nature, es que en este satélite se producen gigantescas tormentas formadas por vapor de metano, un compuesto que tendría en Titán el mismo papel que el agua en la Tierra. Estos fenómenos capaces de alcanzar los 35 kilómetros de altura producen nubes densas de metano y precipitaciones similares a las intensas trombas de las tormen tas terrestres que crean ríos de metano líquido fluyendo por Titán.
Este es el satélite más grande del planeta Saturno y la segunda luna en tamaño del sistema solar, con 5.150 kilómetros de diámetro. Es el único que posee estos canales, además de una densa atmósfera de nitrógeno e hidrocarburos que impide la visibilidad de la superficie.
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