Todo el mundo conoce a alguien por algún mote y los delincuentes no son una excepción, especialmente los reincidentes o los autores de crímenes mediáticos, más frecuentes ahora con el aumento de criminalidad paralelo a la crisis. Sus apodos responden a su modus operandi, a su lugar de actuación, a sus víctimas… o a sus características físicas. Pero los motes tienen consecuencias.

"Los apodos o alias que se atribuyen a delincuentes con una repercusión mediática importante son formas de etiquetaje creados por grupos sociales, de tal forma que la desviación no existe hasta que social- mente se define al delincuente y se le trata como tal", explica a 20 minutos Eduard Lobato, miembro de la Associació Catalana de Criminòlegs.

Los motes pueden influir en el riesgo de reincidencia, aunque hay otros factores, como los trastornos mentales. Por una parte, "por la dificultad de la sociedad en general para aceptar de nuevo al individuo etiquetado y, por la otra, más importante si cabe, porque habitualmente el propio sujeto se percibe como delincuente", indica Lobato.

En la crónica negra catalana hay muchos ejemplos recientes. El último es Thor, sobrenombre por el que los Mossos conocen a un ladrón de casi dos metros acusado de romper escaparates de joyerías con un gran mazo. Él y sus dos compinches están acusados de nueve de los 14.213 robos con violencia cometidos en Barcelona entre enero y marzo, según datos del Ministerio del Interior, que también recoge 24 asesinatos y homicidios en Cataluña, un 33,3% más.

Otro delincuente con nombre de forzudo es Conan, condenado a 94 años de cárcel por, entre otros, asesinar a dos policías en L’Hospitalet en 2004. Probablemente el mote deriva de su brutalidad más que de su parecido con Arnold Schwarzenegger (Conan es bajito). La prensa se inspiró en otro clásico de los 80 para bautizar como el Rambo de Olot al hombre que mató a cuatro vecinos en 2010.

Los motes también se inspiran en la zona de actuación –los dos violadores del Eixample y el del Vall d’Hebron– y en la forma de delinquir –como el atracador de la navaja de Lleida–. Los diminutivos son muy habituales. Miguelín fue arrestado en 2010 por un robo en Figueres, aunque tenía antecedentes desde los año 80.

Otros, en cambio, son conocidos por sus víctimas: la mata abuelas asfixió a ocho ancianas para robarles, aunque dio por muertas a cinco que luego la identificaron en el juicio. Fue condenada a 144 años de cárcel. También elegía a mayores un joven detenido en Lleida por atracar a 10 abuelos. Fue localizado gracias a la operación policial Sénior.

Enric Duran, conocido como el Robin Hood de los Bancos, anunció en septiembre de 2009 haber estafado medio millón de euros a varias entidades financieras mediante créditos, tarjetas bancarias y préstamos exprés. Fue su forma de criticar el sistema y sus prácticas abusivas, aunque su protesta llegó años antes de que los desahucios llegaran a la cúspide y las ayudas públicas a los bancos. En diciembre fue condenado apagar 24.629 euros a una de ellas.