Un obispo baja el sueldo a sus curas y dice que se cobren del cepillo

En Castellón. Los religiosos denuncian que el recorte se debe a que el Obispado ha perdido en Bolsa y gasta más de lo que tiene.
Los sacerdotes de la diócesis de Segorbe-Castellón no llegan a fin de mes, según cuentan algunos. Su obispo, Juan Antonio Reig Pla, les ha rebajado el sueldo de manera sorpresiva y tienen que echar mano, por indicación suya según denuncian, al cepillo. 20 minutos intentó ayer contactar con el obispo, pero estaba en Tierra Santa. Su segundo, el vicario general, Elías Sanz, negó las acusaciones y las tachó de «infamia».

Los afectados atribuyen los recortes a las deudas contraídas por el Obispado: «Se han hecho gastos que no tocaban», lamenta el párroco de Santa María Magdalena (en Villafranca del Cid), Álvaro Miralles.

El sacerdote explica también que el Obispado ha invertido en Bolsa, y no siempre con acierto. Perdió 800.000 euros, según la Cadena Ser.

Los 180 religiosos de la provincia tienen que apretarse el cinturón, según ha constatado en una reunión con una veintena de colegas, pero no todos por igual.

Los sueldos, afirma, se han reducido entre un 10 y un 50%: «Lo notamos en la nómina de enero. Yo cobraba unos 600 euros netos y ahora, 295», se queja. La diferencia, dice, deben compensarla con dinero de la Iglesia: «De lo que pagan las funerarias por las misas de los difuntos, de los bautizos...».

El clérigo asegura que la reducción salarial se ha hecho «sin previo aviso ni explicaciones, y sin consultar a los laicos, que son los que manejan el dinero de la Iglesia». Considera, asimismo, que el asunto «se ha llevado con mucha opacidad y sin criterios». Por todo ello solicitará una reunión con las autoridades religiosas para intentar que reculen pues, protesta, «hay muchos párrocos que no podrán llegar a final de mes y parroquias en municipios de la sierra que no dan más de sí».

Pidió dinero a cambio de rezos

No es la primera vez que el obispo de Segorbe-Castellón suscita la polémica en su comunidad. En el mes de mayo del año pasado pidió a sus fieles que apadrinaran a un seminarista. Esto consistía en que los feligreses hicieran una aportación de dinero voluntaria y, a cambio, el seminarista se comprometía a rezar por su benefactor. En la hoja parroquial en la que hizo esta singular propuesta especificaba, además, cuáles eran las posibilidades del apadrinamiento. Se podía elegir entre cincuenta religiosos e incluso existía la posibilidad de escoger la nacionalidad del apadrinado.

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