Por todas partes grúas, socavones, perspectivas truncadas. Lo que aquí se descubre no es la simple evidencia a saber que nuestros hijos ya no tienen suficientes hijos para asumir la oferta inmobiliaria, sino la amalgama inexorable entre un urbanismo salvaje y una voluntad no menos salvajemente destructiva de los intereses ciudadanos. ¿Crecimiento vegetativo? No tienen ni idea. En Valladolid los jóvenes no se reproducen. Valladolid ha dejado de ser una ciudad donde una pueda reproducirse. Todo en ella se produce y punto. De ahí este presentimiento de catástrofe que sólo puede acabar en el exceso, en el agotamiento de cualquier futuro. ¿ Soluciones? Algunas. Disminuyan los responsables varios los alquileres a la mitad, aumenten el sueldo de los jóvenes trabajadores al doble y verán cómo el dichoso crecimiento se recupera y los malditos pisos ocupándose.
Crecimiento vegetativo
Frente a los ciudadanos, las inmobiliarias que cual parásitos maléficos estrujan esta ciudad agotada igual que los líquenes, se enroscan sobre las plantas fagocitándolas.
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