Tampoco es un secreto que muchos disfrutan acicalando con detritos la sala de estar de su vivienda-hipoteca. Más lustroso resulta aparcar la bolsa de basura (léase miles de metros cúbicos diarios de escoria) en el rellano del vecino, tapar la nariz y mirar para otro lado. Esta perorata viene a cuento de la inseguridad legal que padecen los escombros de las obras de la depuradora.
Aunque la estación acrisolará el agua de todos, nadie quiere mierda en casa. Superado el enfrentamiento que los escombros provocaron entre Coruña y Arteixo (depósito provisional de los cascajos), queda por decidir su destino final.
etectado el olvido, el nuevo proyecto de la CHN planea expropiar parcelas para la «desartierre». ¿Recordará la concesionaria que las obras, incluso de una depuradora, generan escombros en busca de asiento?.
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