«El sevillano sabe menos que nadie de la catedral»

Dice que en su día resultó tan «enigmática y revolucionaria» que ha sido muy copiada. En México se dieron cuenta de que sólo para hacer los cimientos de Sevilla necesitaban toda la plata de las minas de Nuevo México.¿Cómo la llama?

La gran manzana de Sevilla, como Nueva York.

Su lugar preferido.

Las cubiertas.

Serán visitables algún día.

Estamos estudiándolo. Hay cierto riesgo de peligro y pérdida. Sería con un experto y grupos reducidos.

¿El secreto para cuidarla?

La experiencia. Cuidarla es un regalo importante. Se puede investigar mucho.

¿Qué piensa al pisarla?

Me fijo en la transición del exterior al interior, en la actitud y conducta de los que me cruzo. Se distingue muy bien quiénes son los sevillanos y los turistas.

¿Los sevillanos la conocen?

Menos que nadie. Tenemos una idea de que es inmutable, de que no cambia y eso no es así. Con que entremos en Semana Santa, nos creemos que la conocemos. Hay turistas que en horas y un libro saben más.

¿El cumpleaños?

La coge en obras.

¿Su mantenimiento?

Hay un plan anual importante. Se ha hecho mucho.

La peatonalización.

Espero que sea el colofón.

Las palomas.

Son como las picaduras, obligan al cuidado continuo. No son una tragedia, sino una especie de tormento.

Se podría evitar...

Si no hubiera tantas almas caritativas que echan pan.

Su mensaje de aniversario.

Es una gran obra hecha por grupos humanos y no por personalidades sueltas.