«Un padre no puede ser un amigo para su hijo», matiza Vicente Sánchez, director de la unidad: «Hemos pasado de una educación autoritaria y restrictiva, a una completamente laxa».
El niño, sin normas, es «un salvaje». Los padres se declaran incapaces de controlarlos y, al no negarles nada, educan a los pequeños sin resistencia a la frustración. «De pequeños aún podemos poner freno a este problema. Algunos adolescentes que vienen a vernos no tienen ya solución», comenta Sánchez. Para un niño, aprender a respetar las normas es esencial.
Futuros infelices
El niño que no consiga aprender esas normas básicas vivirá en un desafío constante toda su vida, en sociedad, con los amigos...
La paradoja es que, según esta unidad, realmente los padres que acuden a la consulta son los que tienen el problema. No el niño. Para ello, la unidad de salud mental infanto-juvenil tiene una escuela de padres donde se les enseñan las pautas y normas que deben mostrar luego a sus hijos.
Paralelamente al aumento de casos de tiranía, por la falta de autoridad paterna, se ha experimentado un crecimiento de niños hiperactivos. «Ha habido toda la vida –explica Vicente Sánchez– pero hasta hace poco no se había detectado». De hecho, hasta aquí se extrapola el riesgo de las modas: «De 10 niños que llegan aquí, sólo uno es hiperactivo».
Un equipo pionero
La unidad infanto-juvenil de salud mental está formada por 21 profesionales (psicólogos, psiquiatras, enfermeros...) que trabajan en Los Morales. Son los únicos en España que tienen un programa integral y pionero de atención a niños autistas. El equipo de Vicente Sánchez ha publicado el libro Protocolos y programas en salud mental infantil y juvenil.
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