Casas museo: el arte y la vida entre cuatro paredes

  • Visitamos once casas museo de todo el mundo.
  • Además de encontrar las huellas creativas de once artistas de prestigio podremos recrear cómo fue su vida y adentrarnos en su existencia más íntima.
La Casa Azul de Frida Khalo, situada en Coyoacán, un barrio de México D.F.
La Casa Azul de Frida Khalo, situada en Coyoacán, un barrio de México D.F.
J. Andrade
La Casa Azul de Frida Khalo, situada en Coyoacán, un barrio de México D.F.

¿Quieren conocer las fastuosas salas donde el pequeño Vladimir Nabokov disfrutó de sus aristocráticos juegos? ¿Les gustaría contemplar el azul del mar y el cielo que inspiró a Pablo Neruda o Salvador Dalí? Seguro que sí. Por suerte, es posible, porque San Petersburgo (Rusia), Valparaíso (Chile) o Cadaqués (Cataluña) conservan las casas en las que vivieron estos tres genios, convertidas ahora en museos.

El auge de este tipo de propuestas es lógico: como el mejor museo, exponen obras y objetos que el recordado legó. Pero aportan algo más: entre sus paredes, tras sus ventanas y bajo su techo disfrutaron y sufrieron sus habitantes, desarrollando su vida personal lejos de los curiosos, los focos y hasta del plúmbeo peso de la propia historia.

Por eso visitarlas resulta, hoy en día, una incomparable experiencia. Son muchos los que, abrumados por la espectacular belleza de la Casa Azul, se transportan en el tiempo y escuchan el llanto y la carcajadas de Frida Kahlo, que vivió la mayor parte de su agitada existencia aquí. O qué decir, claro, de lugares tan opuestos, pero al mismo tiempo tan trágicos, como Graceland o la casa de Anna Frank.

Ambas son ahora dos de las grandes atracciones turísticas de Memphis (EE UU) y Ámsterdam (Holanda). Ambas casas fueron testigos de dos personalidades únicas, Elvis Presley y Anna Frank, señaladas al mismo tiempo por el talento y por la tragedia. Refugio de nostálgicos, cofre del tesoro para mitómanos e imprescindible lugar de reunión para estudiosos, las casas museos de diferentes creadores se multiplican por el mundo. Aquí solo hemos podido recopilar once: pasen y vean, disfruten y aprendan un poco más de sus incomparables habitantes.

11 casas museo imprescindibles

Nabokov: A través de sus ventanales, el joven Vladimir contemplaba el casco antiguo de San Petersburgo y, quizá, fantaseaba con convertirse en un admirado escritor. Lo logró, pero no en esta casa: en 1917 los Nabokov tuvieron que abandonarla, pero ahora alberga un museo dedicado al autor de Lolita.

Frida Kahlo: En la Casa Azul nació y murió la pintora. Situada en Coyoacán, un barrio de México D. F., sobrecoge por su belleza. Por su colección de recuerdos de Kahlo y Diego Rivera. Y, claro, por su atmósfera, en la que todavía parece flotar el aliento de la incomparable artista.

Mozart: Entre 1784 y 1787, Wolfgang Amadeus Mozart alquiló varias de las habitaciones de este imponente edificio vienés construido en el siglo XVI. Ahora es impresionante, pero ya por entonces resultaba muy lujoso: pagar el prohibitivo alquiler estuvo a punto de arruinar al célebre compositor.

Gaudí: Una hermosa historia de principios del s. XX: el barcelonés Parque Güell iba a acoger una idílica urbanización, pero solo dos casas se hicieron realidad. Una de ellas es esta, en la que desde 1906 viviría el arquitecto con su padre y su sobrina. Ambos murieron pronto: Gaudí vivió aquí solo 12 años, hasta que se mudó a la Sagrada Familia. El lugar expone muebles diseñados por Gaudí y objetos y documentos de su propiedad.

Pablo Neruda: Las Gaviotas se llamaba este lugar de Chile, pero el poeta lo bautizó Isla Negra por el color de sus rocas y su aislamiento. Ahora es un museo emblemático: entre olas y nubes, árboles y farallones, Neruda compuso muchos de sus versos, y aquí yacen sus restos también.

Picasso: En esta casa malagueña nació, en 1881, el pintor. En la plaza que la aloja corrió incansable el niño Picasso, y el edificio acoge, desde 1988 la sede de su fundación Picasso. En la primera planta podemos encontrar documentos, fotos y objetos personales de la familia del genial pintor.

Dalí: "Una estructura biológica: a cada nuevo impulso vital le corresponde una célula, una habitación". Así definía Dalí su casa de Portlligat. Allí, en una pequeña barraca de pescadores, se instaló en 1930 atraído por el paisaje y la luz. Durante 40 años, fue allí donde creó su única residencia fija.

Anna Frank: Situado en Ámsterdam, el edificio iba a ser demolido en 1960. Pero una suscripción popular lo evitó: fue aquí donde vivió Anna Frank, una niña judía que durante dos años se escondió con su familia en el Achterhuis (la "parte de atrás") y donde escribió su diario. Además de recordar a Anna (fallecida en un campo de concentración), el lugar recuerda el Holocausto nazi y otras atrocidades históricas.

Graceland: Es, quizá, la casa museo más conocida del mundo, donde vivió Elvis Presley desde los 22 años hasta su muerte, y donde están enterrados sus restos y los de su madre. Situado en Memphis, este suntuoso lugar fue el escenario de los últimos y variados excesos del inolvidable cantante.

Dickens: El 7 de febrero se cumplieron 200 años del nacimiento del creador de Oliver Twist o Grandes esperanzas. Un motivo más para visitar su casa en el centro de Londres, donde podemos contemplar decenas de miles de manuscritos, cuadros y objetos personales de todo tipo del escritor.

Sorolla: Clotilde García no solo fue musa y esposa del pintor valenciano: también fue quien cedió al Estado la casa familiar, que ahora alberga un fabuloso museo en pleno centro de Madrid. Además de encontrar maravillosas pinturas, el visitante se adentra en la intimidad de una pareja de enamorados.

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