Higuera de la Serena, el pueblo pacense que ha llamado la atención de 'The New York Times'

  • Su Ayuntamiento, con 800.000 euros de deuda, ha puesto en marcha un equipo de trabajo voluntario con más de 100 personas.
  • Trabajan como barrenderos, jardineros o albañiles y lo hacen encantados por ayudar a su pueblo.
  • 'The New York Times' se fijó en ellos y ahora esperan que la CNN vaya a hacerles un reportaje.
Algunos de los vecinos voluntarios de Higuera de la Serena.
Algunos de los vecinos voluntarios de Higuera de la Serena.
EUROPA PRESS
Algunos de los vecinos voluntarios de Higuera de la Serena.

Higuera de la Serena tiene empadronados a 1.040 habitantes y una deuda de 800.000 euros que se esfuerza por recortar, pero lo que ha llamado la atención del prestigioso The New York Times no han sido sus descompensadas finanzas sino el trabajo voluntario que ha puesto en marcha su Ayuntamiento para suplir con buena voluntad aquellos trabajos que no puede pagar.

Con el expresivo título de 'El dinero se acabó, entonces los vecinos intervinieron' (The Money Ran Out; The the Villagers Stepped In), el diario neoyorquino recoge las vicisitudes de este pequeño pueblo de Badajoz al que describe como "un microcosmos de los problemas de España", en el que la falta de recursos económicos y la altísima deuda obliga a buscar soluciones poco ortodoxas.

"Sí, leí el artículo, lo tradujimos con el Google", cuenta a 20minutos.es Manuel García, alcalde de Higuera de la Serena, que dice estar "muy orgulloso" de haber puesto a su pequeño pueblo en el mapa. Aunque la razón para hacerlo haya nacido de la necesidad.

Cuando en junio Manuel (IU) accedió a la alcadía del pueblo, se encontró con que, como se temía, habían estado viviendo por encima de sus posibilidades y que el pueblo arrastraba una deuda que superaba sus peores previsiones.

"Se hicieron las cosas muy mal, gastábamos por encima de lo que podíamos, acometíamos obras que no podíamos pagar y se presupuestaban ingresos que no tenemos, como los 200 o 300 mil euros que nos iban a proporcionar unos molinos eólicos para los que ni siquiera hay todavía proyecto", explica el primer teniente de alcalde, Manuel Tamayo. Entre esos excesos, Tamayo señala las facturas de hasta 21.000 euros por la actuación de un grupo de música durante las fiestas del pueblo.

El pueblo se pone en marcha

Con la caja vacía, surgieron las alternativas. El alcalde y los dos tenientes de alcalde dijeron que trabajarían gratis toda la legislatura y explicaron la gravedad del problema a los vecinos. Casi espontáneamente la gente empezó a llamar a la puerta para ofrecerse a ayudar.

"Ha sido poco a poco, pero ahora hay cerca de 100 voluntarios, gente de todas las edades, chavalitos, jóvenes, gente mayor... Y hacen un poco de todo. Barren, hacen labores de jardinería, cuando la inspección nos dijo que había que hacer una cocina en la guardería, los voluntarios trabajaron. Ahora hemos sembrado el parque y estamos recuperando las fuentes del campo que habíamos perdido", cuenta Tamayo, un hombre inquieto, que además dirige un grupo de teatro formado con los vecinos del pueblo, muchos de ellos también voluntarios en el Ayuntamiento.

Uno de esos voluntarios, que también comparte con el teniente de alcalde su afición por las tablas, es Juande, un hombre prematuramente jubilado a causa de una invalidez, que confiesa pasárselo "de maravilla" echando la mano "en lo que puede, como pegando carteles".

Él fue uno de los primeros en apuntarse como voluntario y opina que "lo más bonito" es que gracias a este trabajo "se conoce gente con la que nunca había hablado". Los domingos, todos los voluntarios se reúnen para comer juntos, muchas veces después de la faena. "Hacemos una comida solidaria, en una nave que tiene el Ayuntamiento. Cada uno lleva algo de casa y ponemos un euro para comprar alguna cosa", dice Juande. Cada voluntario posee de un carné que lo acredita como tal.

Juani, la dueña del único bar que aparece en las páginas amarillas, reacciona con tranquilidad ante el alboroto creado alrededor de los voluntarios. "Era algo que había que hacer, y ya está". Para ella esta crisis no es peor que otras que han vivido. "Siempre ha sido igual, aquí no hay industria, los jóvenes ya saben que aquí no van a trabajar nunca. Lo bueno de los pueblos es que aquí se subsiste mejor que en las ciudades: siempre hay huertos, tenemos el campo, sabemos vivir de ellos".

Beneficios añadidos

El trabajo altruista de los vecinos, aunque ha sido mayoritariamente aplaudido y celebrado, también ha recibido críticas y comentarios malintencionados. "Dicen que si vamos a trabajar para salir en la tele, pero a mí esos comentarios, esa envidia, me da igual, porque estamos ayudando al pueblo, y eso es lo importante", afirma Juande.

Otro de los aspectos positivos de esta labor ha sido que ha ayudado a concienciar a la gente de que la preservación del pueblo es cosas de todos. Según Tamayo, "los ayuntamientos pequeños como el nuestro tienen dificultades en asumir ciertas cosas: como la limpieza diaria de las calles, por eso es bueno que la gente sepa que si quiere las calles limpias no debe ensuciar".

Una buena noticia ha completado estos días al éxito mediático de Higuera de la Serena: ha empezado a entrar algo de dinero y el Ayuntamiento ha podido empezar a pagar las nóminas de sus tres funcionarios: dos policías municipales y una secretaria que llevaban desde enero sin cobrar.

Su próxima cita con la fama llegará dentro de poco en forma de reportaje de la CNN. "Vendrán a pasar un domingo con los voluntarios", cuenta el alcalde.

Con un poco de suerte les dé tiempo de hablarles de su albergue, de sus animadas fiestas de agosto y de ese delicioso queso de la Serena, que elaboran en el pueblo de al lado y que puede ser una razón más para dejarse caer por el pueblo de vacaciones.

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