Entre las causas más comunes se encuentran el llegar tarde de forma continuada y el no justificar las ausencias habituales al colegio.
Sin embargo, garantizar que los alumnos vayan a clase no es sencillo porque, frecuentemente, los padres respaldan el absentismo. La ley considera graves las faltas reiteradas, pero cada colegio establece su propia normativa para determinar el número de ausencias máximas que no puede superar un menor para que se le pueda evaluar.
La labor de los profesores, por tanto, consiste en comunicar a los padres la situación para avisar de que el alumno perderá el derecho a ser evaluado de forma continua. Si la situación se mantiene, los servicios sociales se hacen cargo del caso. Entonces, los trabajadores sociales se pondrán en contacto con la familia para consensuar una solución, pero, si ésta no llega, será el fiscal provincial de menores quien decida.
A pesar de todo, Educación asegura que en la mayor parte de las ocasiones el menor regresa un par de meses a la escuela, pero después vuelve a faltar. Por el contrario, se percibe una menor tendencia en los niños escolarizados desde la etapa infantil.
Soluciones variadas
Ante la dificultad de erradicar el absentismo escolar en Galicia, en el mes de febrero la Xunta planteó varias soluciones. En primer lugar, para los estudiantes se proponen las actividades extraescolares y el comedor. Por su parte, se estudia advertir a l o incluso llegar a multar a los padres consentidores de la situación. Según los educadores, el absentismo escolar en el que los padres actúan como cómplices se está incrementando y se extiende tanto a la ESO como a la educación primaria.
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